No sé por qué, pero esta idea lleva tiempo rondando mi cabeza: ¿somos las mujeres más acumuladoras frente a la displicencia masculina que sobrevive con lo puesto? ¿Damos las mujeres mayor importancia a los detallitos y accesorios frente a la simplicidad de la buena arquitectura? En definitiva, si solo puedes elegir entre cantidad o calidad ¿con qué te quedas?
Ya, en una ocasión, escribí un artículo fabuloso —si me permites echarme unas flores— sobre un apartamento masculino y minimalista que paradójicamente había sido decorado por una mujer. Y es que, quiero creer que la filosofía minimalista —todo un estilo de vida— no es exclusiva de hombres … ¿o sí?
Minimalism&Co, un foro que muestra cómo centrarnos en lo esencial y vivir conscientes de lo que en realidad importa, nos ofrece las claves de esta filosofía, que bien podría resumirse en …
no hagas nada, no poseas nada, no estés en ningún sitio o con nadie que no ames
No te quedes con aquello que te trae malos recuerdos
O que simplemente detestas. Algo que a priori parece fácil pero que, llegado el momento de pasar a la acción, resulta cuanto menos complicado. En la mayoría de los casos, porque significa reconocer que has sido un derrochador nato —impresiona ver la cantidad de cosas que hemos comprado por impulso y que al poco tiempo nos horrorizan—. Otras, porque lidias con compromisos que no son fáciles de solventar —¿cómo mandar a paseo el cuadro que tu suegro pintó para tu salón? (suponiendo que tu suegro no sea Antonio López )—.
Que quede claro que minimalismo no significa renunciar a tus cosas favoritas y más queridas. Significa solo eliminar lo superfluo y aquello que no te hace feliz. Además, deshacerte de las cosas que ya no amas te hará ser más cauto y reflexivo la próxima que quieras comprar algo.
No hagas cosas que te hacen infeliz
Y supongo que todos coincidiremos en que limpiar no es una de esas cosas que dan la felicidad. De ahí que el minimalismo sea una disciplina a tener muy en cuenta, pues con tan pocos muebles y objetos decorativos a tu alrededor, la limpieza será coser y cantar. De hecho, te sobrará tiempo para el siguiente punto…
No estés siempre ocupado
El ocio es importante y saborearlo lo es aún más. Y es algo que harás mejor en una casa que sientas tuya, donde despliegues tu yo interior, con tus filias y fobias y, a ser posible, sin convencionalismos.
En interiores, el minimalismo no es solo un cuarto blanco, casi vacío. Puede ser lo que tu quieras. Puede ser conservar 3.000 libros en una biblioteca que rodea tu salón y tener solo 12 trajes en tu armario —si eso te hace feliz—.
Evita las amistades superficiales.
O, aplicado a la decoración, prioriza calidad frente a cantidad. Y aunque calidad siempre implica una mayor inversión, a la larga no significa gastar más. Fíjate, te propongo un ejercicio que puede ser revelador para ti si te consideras comprador compulsivo: durante un período concreto de tiempo, fiscaliza tus compras para la casa. Podrías encontrarte que la suma de los objetos y cachivaches que compraste en el último mes, te habría permitido comprar la lámpara de Serge Mouille con la que llevas años soñando.
No pases tiempo en espacios desagradables
Influyen en tu estado emocional y en tus pensamientos. En algún momento, alguien me reconoció que salía mucho porque no se sentía a gusto en casa. Eso ocurre con más frecuencia de lo que pensamos. Si pasa, reconocer que tu hogar no te hace feliz es un primer paso, pero determinar las causas por lo que esto sucede no es tan sencillo. Sobre todo si es uno mismo el que debe analizarse.
Probablemente por eso, compramos chucherías para la casa como si no hubiera un mañana, con la esperanza de que tengan el mismo efecto que hemos visto en la casa de una influencer. Pero añadir más cosas solo empeorará el problema. Antes, analiza bien si falta luz, si algún mueble te deprime, si te ahoga tanto cachivache o si, por ejemplo, te estresa el color que tienen tus paredes. Si te ves perdido, puedes incluso consultar con decoralinks, pero ante todo y por lo que más quieras, no compres por comprar.
No seas siempre negativo. Estresa.
Por eso, los minimalistas consagrados dedican tiempo a diseñar un baño que esté a la altura del resto de la casa. Al fin y al cabo, es donde más atención prestas a tu yo-verdadero, donde una ducha o un baño pueden ejercer un buen masaje sobre tus neuronas. Algo que solo será posible si evitas el estrés visual que te provocarán los 300 botes desplegados por cada centímetro cuadrado del baño. Ahora, imagínate en este diseño de Murillo y Hernandez Arquitectura (abajo) ¿No flotarías de gusto en él? Yo, solo con verlo ya me he desestresado.
¿Cómo lo ves? ¿Te declaras mujer y minimalista? ¿Eres hombre y maximalista? Nos mata la curiosidad y queremos saberlo. Porfa, cuéntanos en comentarios (abajo) tu opinión