En este proceso, también es interesante dividir la vajilla en dos grupos: uno destinado para ocasiones especiales y otro para su uso diario. Esta última siempre a mano, mientras que la otra puede pasar a guardarse en una vitrina o aparador en la zona del comedor. Este tipo de clasificaciones cada vez son más flexibles, pudiendo mezclar en la mesa distintos diseños para conseguir efectos desenfadados y coloristas.
Una vez hayas clasificado la vajilla, llegará la hora de poner orden y ahorrar espacio. Te proponemos 3 soluciones rápidas, sencillas y, sobre todo, efectivas:
1. Lo ideal es destinar un mueble de la cocina a albergar los platos y la cristalería. Por razones obvias, suelen ubicarse encima del fregadero, aunque las últimas tendencias en diseño (según las cuales los muebles superiores desaparecen), han hecho que las gavetas ganen importancia. Con el fin de aprovechar mejor el espacio, compra separadores y organiza perfectamente el espacio de los armarios o cajones; además, protegerán la vajilla de posibles golpes.
2. Sin lugar a dudas, si hay una tendencia predominante este año, esa son las baldas en sustitución de los muebles. La ventaja que se consigue al realizar este cambio es conseguir espacios más ligeros visualmente, una cuestión básica en las cocinas de tamaño reducido o aquellas que estén integradas en el salón.
En este caso, la vajilla debe ir colocada en las baldas para tenerla siempre a mano. Algunos detractores apuntan a la dificultad para limpiar dichas estanterías, pero, si te colocas objetos de uso diario, el polvo nunca será un inconveniente.
3. Si tu cocina es más bien amplia, dedica un mueble en la zona del office para mantener el orden de la vajilla, la cristalería y la mantelería. En este caso, cuentas con diversos recursos: las alacenas tradicionales serán perfectas para una cocina clásica; mientras que las vitrinas se convierten en las mejores aliadas de los espacios nórdicos, y, si prefieres la estética industrial, entonces debes apostar por una camarera.
Por último, anímate a reciclar platos antiguos o mezclar vajillas para decorar tus mesas con más personalidad. Lo ideal es invertir en una muy básica en color blanco e ir combinándola con cuencos, bandejas, caminos de mesa y complementos de diseño arriesgado y colorido. ¡Imaginación al poder!
Te esperamos la semana que viene con un nuevo post de Vivienda Saludable. ¡No faltes!