MATERIALES:
3 Tablones de madera de 180 cm de largo por 20 cm de ancho. Conseguiremos una mesa de 180×60 cm en la que caben 8 personas sin problema.
2 Caballetes que harán la función de patas. Yo he elegido unos de haya con una altura de 73 cm. Los podéis encontrar aquí.
Pattex No más clavos
Lijadora eléctrica
Pintura blanca
Brocha
Barniz
Muñequilla de algodón
PASOS:
Primer paso:
Lo primero que tenemos que hacer es decidir el tamaño final que queremos que tenga nuestra mesa, nosotros decidimos que fuese bastante grande para poder invitar a nuestros amigos a cenar en condiciones ya que en la otra casa no nos cabía una mesa en el salón y nos teníamos que conformar con invitarles a picotear algo sobre la mesa pequeñita del centro (podéis ver cómo conseguir una igual aquí).
Para ello, decidimos comprar dos tablones de madera de 2 metros de largo y 40 cm de ancho de madera de roble. Nos cortaron los dos tablones a la mitad, de los que utilizamos solamente 3 y dejamos todos con un largo de 1,80 m. Los trozos de madera restantes los usamos para reforzar la mesa por detrás.
Segundo paso:
Una vez que ya teníamos los tablones a las medidas que queríamos, teníamos que lijar bien todos los cantos:
Perdonad por la calidad de las fotos, pero es un poco difícil estar con la lijadora, la pintura y encima hacer fotos bonitas cuando teníamos serrín hasta en las orejas XD
En los bordes del medio, donde se juntan los tablones, lijamos un poquito más de lo normal, para que después al juntar los tablones se notara que eran 3 diferentes quedando una pequeña separación entre ellos.
Tercer paso:
Ahora toca pegar entre sí los tres tableros. Nosotros tuvimos algún que otro problemilla, porque pese a que comprobamos que los tablones que comprábamos estaban rectos, al cortarlos se curvaron un poco hacia abajo, por lo que fue algo complicado pegarlos. Para ello, utilizamos Pattex no más clavos y pusimos algunas cosas de bastante peso encima para intentar enderezar al máximo la mesa y para que se pegaran bien entre sí los tableros.
Cuarto paso:
Una vez que tengamos los tres tableros pegados entre sí es hora de poner los refuerzos. Cuando pongamos los refuerzos tenemos que tener en cuenta el espacio que tenemos que dejar para poder poner luego los caballetes.
Quinto paso:
Dejamos secar bien el pegamento al menos durante 48 horas para asegurarnos de que la mesa no se desmonte mientras comemos. Para ir avanzando podemos ir pintando los caballetes, en el caso de que los queramos de algún color. Yo opté por pintarlos de blanco, ya que toda la mesa en color madera no me terminaba de convencer…
Sexto paso:
Y después de esperar pacientemente a que el pegamento y la pintura se sequen ya solo nos queda barnizar la mesa, perdonadme pero de este paso no hay foto :( pero es muy importante que el barniz no lo echemos con brocha sino con una muñequilla de algodón para conseguir que el barniz quede uniforme. Yo lije y barnicé en dos ocasiones, y sin lijar volví a barnizar la mesa. Cuando veáis que está suavecita ya es suficiente. Si dejamos la mesa con la madera virgen en cuanto dejemos algo mojado sobre ella se quedará la marca y ya no la podremos quitar.
¡Y por fin, aquí tenéis el resultado!
¡La verdad es que es resultado no me puede gustar más! Y es que por fin tenemos una buena mesa donde poder invitar a nuestros amigos a pasar un buen rato.
Para acompañar a la mesa he elegido dos tipos distintos de sillas, 4 unidades de la silla Eames en blanco y dos unidades del modelo de silla Tolix en turquesa envejecido. La jaula que veis detrás y los cuatro cuadritos ya los teníamos en la otra casa. Y por último la lámpara de estilo industrial que hace una combinación perfecta con la jaula y las sillas Tolix, la podéis encontrar en IKEA por poco más de 12€ si no me falla la memoria.
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