La realidad es que no. Nos resistimos a deshacernos de la bañera, a pesar de no usarla como tal, y preferimos llenarla de pegatinas antideslizantes en el suelo, cortinas con mensajes Mr.Wonderful o correderas acristaladas recoge-bacterias. ¿Motivos? El más habitual es el porsi – por si un día me baño– aunque eso no pase nunca. Sin embargo, cada vez que tenemos que practicar salto de vallas, juramos y perjuramos que tenemos que hacer algo al respecto.
Ojalá pudiéramos tener ambas cosas juntas, pero no revueltas. Algo complicado si pensamos que el tamaño medio de los baños españoles es de 4m². Sin embargo, si tu baño dobla esas medidas, no te cortes. En ese caso sí merece la pena considerar el porsi.
¿Pero qué inconvenientes tiene usar la bañera para ducharse?
1.
Pues el primero para mí, y a riesgo de que me llaméis superficial, es un problema estético que se llama mampara. Esas que nuestras madres colocaban sobre la bañera (y que seguramente todavía alguno identificará en su casa) para que al ducharte no se escapase ni una gota de agua. Entre el cierre a cal y canto de la mampara, el exceso de perfiles para hacerla multi-corredera y los cristales opacos -como si el vapor de agua no fuese suficiente para crear intimidad- era como haber instalado un armario empotrado en esos mini 4m². Vamos, imposible crear ninguna sensación de espacio, con caber de perfil te bastaba.
Afortunadamente con la llegada de las duchas, el minimalismo llegó a las mamparas y ahora solo queremos cristales limpios y transparentes. Tanto que nos afanamos en tenerlos siempre impolutos. Algo que nos facilita un nuevo tratamiento que se aplica al cristal – Conforclean – para que repela el agua, evitando incrustaciones de cal o suciedad. La carencia de perfilerías e incluso de puertas potencia aún más ese efecto de transparencia. La luz llega a todas partes y el espacio se multiplica.
Por otro lado, si el minimalismo no es lo tuyo, opta por poner mamparas de aluminio y cristal con un toque industrial. Resultarán muy acogedoras, como si fuera otra estancia más de la casa, y desde luego imprimen carácter.
2.
Ni tropezones, ni salto de vallas, ni resbalones. Con las nuevas duchas a ras de suelo, la accesibilidad es absoluta. Además, con los últimos desagües de suelo o de pared -casi invisibles- el agua no necesita mayores contenciones para quedarse en su espacio. Por algo, cada vez son menos necesarias las puertas. Y no hace falta decir que la sensación de espacio es enorme, algo que favorece mucho a los baños pequeños. En cualquier caso, esta posibilidad dependerá de la estructura del edificio a reformar, pues a veces por problemas de forjado no hay suficiente espacio para crear la caída necesaria del agua.
3.
La cantidad de agua que ahorras con una ducha es importante. Y más si pones grifería con termostato, ya que conseguir la temperatura deseada será cuestión de segundos. Pero hay más cosas que pueden hacer que te derritas por tener una ducha. Por ejemplo, una columna de hidromasaje que puede tener efecto terapéutico sobre distintas zonas del cuerpo. La instalación es muy sencilla, aunque en este caso puede que tengas que optar por una mampara de ducha estanca para evitar salpicaduras. Si no eres de spa, te recomiendo que al menos instales un rociador tamaño XXL con distintos tipos de chorros para poder cantar bajo la lluvia, y si le añades iluminación LED, podrás incluso beneficiarte de la cromaterapia.
4.
No diré que una de las ventajas de cambiar una bañera por una ducha es que ahorras espacio, porque si sigues mi consejo, te recomiendo que pongas una ducha lo más amplia posible, incluso del tamaño que antes tenía la bañera. Quedan impresionantes. Y el tamaño de los platos ya no es un problema, pues aunque muchos siguen teniendo medidas estándar, ya hay bastantes fabricantes que los hacen a la carta, no sólo en medidas, sino también en colores o materiales como la carga mineral, piedra natural o sintéticos. Y todos antideslizantes para que las pegatinas sean algo vintage. Si buscas algo más cálido, los listones de teca son también una opción muy interesante y fácil de combinar.
5.
No es necesario tener que reformar el baño completo para disfrutar de una ducha en lugar de la bañera. Puedes hacer una reforma parcial, y si eres de los que odia las obras, o no puedes permitirte tener el baño empantanado durante semanas, eso tampoco es un problema. Por ejemplo, conducha.es hacen el cambio en tan solo un día, y ¡sin escombros!
De tus prisas y tu aversión a las obras dependerá el tipo de revestimiento que quieras poner para cubrir el espacio que dejó la bañera. Si la quieres estrenar en menos de 48 horas, lo normal es que pongas un revestimiento vinílico e impermeable. Si dispones de un par de días más, el microcemento es una opción fabulosa y muy actual, pues se puede colocar encima de los azulejos existentes sin apenas generar escombros. La cuestión es que ya no hace falta alicatar toooodo el baño de la misma manera. No, las tendencias no van por ahí como te contábamos en el baño de tus sueños. La tendencia es mezclar revestimientos, crear texturas y por eso el cambio de bañera a ducha es casi una bendición para actualizar tu baño de una vez por todas.
¿Te animas a decirle bye-bye a tu bañera? ¿o te resistes? Cuéntanoslo
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