Se trata de una casa de Rotterdam de unos 150 metros cuadrados. Para mí ¡ más que suficiente! (creo, que ya sabéis que no hay como tener para querer más…) Esta casa es un buen ejemplo de la calidez que aportan algunos detalles. Sobre todo piezas “viejas” y usadas. Creo que es una técnica que se puede aprender, la de aplicar elementos con desgaste, con textura, y eso nos aporta una increíble sensación de humanidad y nos hace sentir en un espacio con vida. ¡Me parece que es un tema que se merece un post!
No es lo mismo una casa en la que todos los elementos son nuevos, aunque sean bonitos y con estilo, que un espacio en el que existe cierto desgaste, cierto uso, las huellas del paso del tiempo. A veces creemos que necesitamos renovar todo en nuestro entorno, pero entonces perderemos esa huella. Y eso se nota, se transmite. Cuando buscamos encanto tenemos que tener algo más que diseño, tenemos que tener sensación. Creo…
Además, en esta casa me encantan la mezcla de materiales y de objetos. Aunque se trata de un espacio bastante limpio y despejado, sus dueños le han aportado unas cuantas notas de eclecticismo. Mi zona favorita es el comedor, con la intensidad de los colores cálidos que contrastan con el blanco de fondo. Algo más neutral es la zona de estar, con tonos más suaves y un ambiente más relajado. Y en otros espacios, como el baño, se han combinado revestimientos como el cemento (microcemento) y la baldosa.
El resultado, una casa llena de calidez y estilo. ¿No os parece?
Fuente: Vtwonen; Fotografía: Jansje Klazinga; Estilismo: Emmy van Dantzig