¡Hola a todas! Hoy, último post de la semana quería compartir con vosotras el viaje que hicimos la semana pasada a Valencia. Es una capital que nos gusta mucho desde que la visitamos por primera vez hace dos años, con Valentina aún en la barriga. El amore quedó enamorado con la ciudad del running y yo de sus tiendas de decoración y cafeterías preciosas.
Esta vez hemos vuelto pero con una idea y planing muy diferente, de encontrar la Valencia más kidsfriendly.
En un primer momento pensamos ir en coche con el fin de poder movernos libremente por el centro, pero finalmente optamos por coger el tren para que el viaje fuera más fácil para todos. A Valentina cada vez le gusta más el coche, pero 3 horas seguidas y por la tarde pensamos que sería matador. De este modo, justo la misma semana compramos unos billetes de tren, que nos salieron al mismo precio que lo que nos hubiera costado gasolina + peajes. Como Valentina es menor de 4 años no pagaba billete de tren, así que consideramos que ésta era la mejor opción. Y no nos equivocamos.
Nos hospedamos en un hotel que no estaba muy céntrico pero era muy familiar, de hecho coincidimos con muchas familias allí con lo cual el clima era muy agradable. La suerte que teníamos es que el Tryp Valencia feria estaba justo delante de paradas de tranvía y bus, y a unos 10 minutos del metro así que los traslados hacia el centro que fueron agradables. El viernes prácticamente nos sirvió para familiarizarnos con la zona, cenar en el hotel mismo e irnos a dormir.
El sábado empezamos madrugones, ya sabéis que a Valentina le gusta esto de empezar pronto. Así que después de desayunar en el hotel, cogimos el tranvía y nos fuimos hacia la playa de la Malvarosa. El día era espectacular y la peque cuando vio el mar casi le da algo. Así que evidentemente nos estuvimos un buen rato jugando con la arena y convenciéndola de que no nos podíamos bañar.
Esa mañana quedamos con Vero, Jana y Álex, la preciosa familia que hay detrás de Oh Mamiblue y que aunque habíamos hablado mucho vía Instagram todavía no nos habíamos desvirtualizado. Les pedimos que nos llevaran a algún sitio típico de la zona, algo que no saliera en las guías o blogs, así que nos llevaron a una antigua fábrica de hielo que habían reconvertido en un espacio precioso, diáfano y multifuncional. Ese sábado hacían un espectáculo de marionetas y talleres para los niños.
Aunque nos pensábamos que serían muy pequeños, la verdad es que las dos fierecillas alucinaron con las marionetas y pasamos un rato increíble. Desde aquí chicas, fue un placer pasar la mañana con vosotras y esperamos poder repetir pronto.
Nos fuimos andando por el paseo de la playa hasta el famoso local de La Más Bonita. La última vez ya me quedé con ganas de ir, así que esta vez fuimos prontito para asegurarnos tener mesa. ¡y vaya mesa! En la terraza, con sombra y con Valentina durmiendo. No se podía pedir más. Nos pedimos varios platos para picar y evidentemente una super tarta de chessecake.
Salimos de la Más bonita, y cogimos un taxi que nos llevó hasta la ciudad de las artes y las ciencia. Teníamos entradas que habíamos cogido a través de Viajes Marleva así que no tuvimos que hacer colas ni esperar. Primero visitamos el Museo de Ciencias y nos llevamos un sorpresón porque nos encontramos con una exposición de Francesco Tonucci (FRATO), alguna vez ya os he hablado de mi gran admiración hacia este pedagogo y dibujante así que fue todo un auténtico lujo. Además habían preparado zonas delimitadas con diferentes zonas de juego para promover el juego libre y autónomo.
Después estuvimos visitando la planta de arriba, que aunque quizás Valentina era un poco pequeña le llamaron la atención zonas de luces, y por supuesto los dinosaurios. A nosotros nos gusta visitar museos con ella, y aunque sea pequeña cada visita le aporta algo adaptado al momento en que se encuentra, y pienso que es muy positivo para ella.
Para terminar teníamos también entradas para el hemisfèric en una de las películas infantiles. Probamos a ver cómo respondía Valentina y la verdad es que fue muy divertido. no aguantó todo el rato, estuvimos apenas media horita pero realmente fue una experiencia diferente y que disfrutó.
Salimos y fuimos caminando por el río, mientras ella hacía una mini siesta, y llegamos hasta el parque Gulliver. Muchas me lo habíais recomendado, y ¡gracias! Nos lo pasamos genial, las caras de la peque mientras se tiraban del tobogán con el amore eran un poema. Los problemas fueron explicarle que nos teníamos que ir. Sin duda un parque muy recomendado para las familias.
Salimos del parque andando y nos metimos en El Barrio de Ruzafa, dirección a algunos locales que tenía apuntados para visitar. Estuvimos en la tienda de decoración de Gnomo, donde me hubiera llevado todas las pinturas de Paula Bonet, estuvimos en Dulce de leche para cogernos algunas tartaletas para llevar y por último, a flores y sombreros para hacerme con una de sus preciosas bailarinas hechas a mano.
Un día más que completo, os podéis imaginar lo planos que nos quedamos cuando llegamos al hotel.
El domingo, después de coger fuerzas con el desayuno nos dirigimos hacia Bio Park y pasamos una mañana estupenda, gozando de un buenísimo día también y rodeados de naturaleza.
Cuando salimos ya se acercaba la hora de comer, así que para contentar al amore que no había podido hacer la media maratón por una mini lesión aquella semana, le concedimos el capricho de comer un buen arroz de Casa Navarro, en la misma playa de la Malvarosa. Intentamos coger habitación en la Alquería del Por, dónde cenamos la última vez que estuvimos en Valencia pero no hubo manera, así que si queréis comer buen arroz en Valencia vale la pena reservar mesa con anterioridad.
Ese día nos llevamos el patinete (os hable de él en el post de ayer) y que pudiera patinar libremente por el paseo. Fue un genial idea para combatir los ratos de espera entre plato y plato. Comimos genial en Casa Navarro, así que os lo recomiendo sin lugar a dudas.
Finalmente, y con la barriga llena, pedimos otro taxi y nos fuimos hasta la Estación Joaquín Sorolla para coger el tren de vuelta a casa. Fueron 48 horas súper intensas en la que hicimos de todo, visitamos mogollón, comimos super bien, y disfrutamos de un nuevo viaje siendo 3. ¡Con ganas de hacer el siguiente!
Como os he comentado, cogimos las entradas para la ciudad de las ciencias y el Bio Park a través de Viajes Marleva, una agencia especializada en viajes familiares y con un asesoramiento de 10. A nosotros nos crea confianza las agencias pequeñas y que cuidan tanto el buen trato hacia los clientes. Ana, nos llamó y se aseguró que todo estuviera correcto y que lo hubiéramos disfrutado. Vale la pena tener en cuenta la idea de coger agencias de viajes sobre todo cuando hacemos viajes largos. No lo pensamos pero pequeños imprevistos como que nos pierdan las maletas, anulaciones o un sinfín de contratiempos, pueden hacer que no disfrutemos del viaje, y contad con una agencia que se encarga de todo y te lo soluciona es un gran acierto.
Desde Viajes Marleva quieren premiar a mis seguidoras con varios descuentos que podréis canjear con el código ESTORETA ya sea para organizar vuestros viajes, o contratar servicios, entradas o experiencias.
Ahora sí, terminamos por esta semana. Nos vemos a la próxima con más DIY, propuestas Deco, reflexiones mías y muchas cosas más. ¡A disfrutar del fin de semana!