He reconocer que hacerlo sola ha sido bastante agotador pero creo que el esfuerzo ha merecido la pena. Al final todo queda en una mera anécdota y te das cuenta que si pones ilusión y empeño en algo, acabas consiguiéndolo.
ANTES DEL CAMBIO
Este era el aspecto de mi dormitorio antes de pintar. Hacía ya 8 años que tenía la pared frontal en color marrón topo, y aunque no me disgustaba, estaba pidiendo un cambio. El resto estaba pintado en un arena muy clarito.
En principio pensé en empapelar pero me condicionaba la ropa de cama. Tengo varias fundas estampadas de las que no me quiero deshacer y aquello iba a parecer un popurrí, así que era mucho mejor pintar.
EL PROCESO PASO A PASO
1.- Preparar el espacio
El pintar en sí ha resultado muy entretenido, pero vaciar la habitación y dejar todo preparado para pintar es una verdadera lata, por no decir otra cosa…
Así que lo primero que hice fue vaciar la habitación. Solo dejé la cama en un lado porque era misión imposible sacar el canapé.
Después limpié las paredes con una bayeta y agua jabonosa para quitar el polvo y otros residuos.
Cubrí el suelo con plásticos y unos cartones en la zona dónde iba a dejar los botes de pintura y demás utensilios.
Coloqué cinta de carrocero por todo el perímetro del techo, los rodapiés, enchufes e interruptores de la luz. Protegí las lámparas, la puerta y la ventana ¡y lista para pintar!
2.- Primera capa de pintura
Si algo tenía claro es que quería un dormitorio fresco y luminoso, así que opté por pintarlo todo de blanco y crear un zócalo a modo de cabecero.
Para pintar elegí la gama Majestic Resist de Jotun. Me habían hablado muy bien de ellas y la verdad es que son una maravilla, cubren perfectamente, no huelen, repelen las manchas y además son lavables, no se puede pedir más.
Por si te interesa, estos son los dos colores que utilicé:
– White Classic
– Industrial Blue
Comencé recortando los ángulos de la habitación y la unión con el techo. Para ello utilicé un rodillo pequeño para la jácena y una brocha para las esquinas. Mi dormitorio tiene las paredes completamente irregulares así que fue lo que más me costó de todo el proceso.
Una vez pintados todos los bordes y recovecos, con la ayuda de un rodillo antigoteo con mango largo continué por toda la superficie de la pared del cabecero y el resto de la habitación.
3.- Segunda capa de pintura
Después de darle una primera capa, dejé que secara unas 5 horas y le volví a dar una segunda capa a toda la habitación. Este fue el resultado.
4.- Pintar el zócalo a media altura
Para hacer el zócalo que iba a servir de cabecero, primero, con la ayuda del metro y un lápiz fui haciendo marquitas a lo largo de la pared a 1,10 m. del suelo. A continuación, con el nivel fui trazando una línea que me sirvió de guía para colocar la cinta de carrocero.
Una vez preparada la pared comencé a pintar con el azul con el mismo procedimiento anterior, ángulos y bordes con brocha y rodillo pequeño y resto de la superficie con el rodillo grande.
Tras darle dos manos y dejar secar la pared, procedí a quitar la cinta con mucho cuidado y… ¡voilà! Así quedo de chulo el cabecero ¿qué te parece?
EL RESULTADO FINAL
Después de retirar los plásticos, las cintas de la pared, techo y ventanas, volver a colocar el mobiliario y darle mi toque personal, así ha quedado mi dormitorio después de esta pequeña transformación ¡espero que te guste!
Te confieso que estoy encantada con el cambio. Ahora la habitación parece mucho más grande y he ganado en luminosidad, además de darle un estilo más fresco y actual.
Fotografías: Elisa López – Noveno Ce
¿Qué te ha parecido la transformación exprés de mi dormitorio?