Soy una persona organizada, entre otros motivos porque me da tranquilidad y serenidad saber que las cosas están en orden y bajo control. Para las que tenemos la cabeza llena de ideas es pura necesidad porque sería un caos de no ser así. Sentir que las cosas están organizadas me aporta tener una vida más simple y más calmada.
Reconozco que este rasgo o faceta que me caracteriza, a veces, me ha hecho ser demasiado exigente con tener o no tener las cosas en orden. Como de todo se aprende y no quiero caer en la obsesión por nada, me he vuelto un poco más flexible en este aspecto.
Lo que a mí me aporta el ser organizada es tranquilidad, porque no tengo la sensación de que se me olvida algo. Para mí es fundamental apuntarlo todo y llevar una agenda al día. Me despeja la cabeza ver las tareas por escrito. Así puedo gestionar mejor el tiempo para dedicar esos ratos necesarios a las personas que más me importan.
Que mi casa esté en orden me trasmite armonía y paz, aunque siempre haya algo de desorden como casa habitada que es. Pero mientras esté controlado es natural que sea así. Como veis solo puedo hablar de los beneficios de ser organizada. Además de tener el convencimiento firme de que el orden exterior influye en el orden interior.
Dándole vueltas a cuáles son las claves de la organización bajo mi punto de vista y a cómo me lo planteo a la hora de ordenar mis ideas. He llegado a esta conclusión de que pasos sigo para organizarme mejor.
los pasos para organizarme mejor:
#prioriza Definir lo que queremos, lo que necesitamos y la dirección a seguir en nuestra etapa de vida es la base de todo. Primero hay que fijar cuáles son nuestros objetivos y prioridades vitales (familia, trabajo, aficiones,etcétera.) para poder organizar nuestro día a día. Estas prioridades hay que ordenarlas decidiendo dónde va cada una , que lugar va a ocupar en el orden del día. Las obligaciones como trabajo, colegios, extraescolares, etcétera. ya tienen fijados sus horarios. Por lo cual tendremos que acomodarnos a lo establecido en el espacio/tiempo para encajar el resto de prioridades.
Hay que tomarse el rato suficiente para pensar en ello, siendo realistas, coherentes y perseverantes a la hora de llevarlas a cabo. También te digo que ni todos los días ni todas las semanas son iguales, en ocasiones cumplirás en su totalidad con lo planteado. Pero en otras no podrás cumplir esas prioridades marcadas, porque surgirán cosas urgentes que hacer. ¡Así es la vida!.
Por eso hay que aprender a ser flexible entendiendo que no siempre salen las cosas como pretendemos. Pero seguir siendo constantes para tratar de que ocurran sino antes, después.
Una vez decididas y visualizadas cuáles son. Pásalas a papel y dale un orden, así tendrás la posibilidad de revisarlas de vez en cuando. Tampoco se trata de estar mirando si los estás cumpliendo cada día, hemos hablado de no obsesionarnos.
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#fija objetivos Cuando tus prioridades están claras, llega el momento de poner los objetivos. Para lograrlas debemos tener un plan para conseguirlo, sino pueden diluirse en el tiempo. Depende del tipo de prioridad te será más fácil cuantificar el objetivo o no.
Cuando hay emociones de por medio, cuando hablamos de estar más y mejor con la familia es muy difícil poner un objetivo tangible y tampoco me parece necesario ponerlo. Apúntate esto tus objetivos deben ser simples, medibles, alcanzables y cuantificables. Nada de irse por las ramas buscando un imposible, que lo que persigamos sea alcanzable.
#planea la acción Como antes decía sino hay un plan, nos será difícil alcanzar ningún objetivo. Ahora toca pensar que vamos a hacer, que acciones llevar a cabo. Si se trata, por ejemplo, de estar un poco más con la familia cada día. Habrá que pensar en cómo conseguirlo. Si se trata de cuidarte y tomar el hábito de hacer ejercicio cada día. Tendrás que pensar en cómo encajarlo en tu día a día y cómo lo lograrás.
Para establecer un plan de acción hay que reflexionar sobre las acciones que nos llevarán a conseguir nuestros objetivos. Como ves en todo momento se trata de reflexionar y pensar.
Muchas veces creemos que si nos paramos a pensar en cómo y cuando hacer las cosas perdemos el tiempo. Pero al contrario, lo ganas.
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#distribuye el tiempo Según todo lo decidido y visto antes en cuanto a prioridades y planes de acción. Debemos hablar del tiempo y de cómo distribuirlo en función de tus prioridades. Es algo personal porque va en relación a lo que has priorizado.
Te pongo mi ejemplo, cuando empecé con este proyecto personal laboral en el que estoy sumergida y que trato de sacar adelante. Mi principal prioridad fue mi familia, le di mil vueltas para diseñar un proyecto que me diera de comer. Pero que también me ofreciera la oportunidad de estar el máximo de tiempo con ellos.
Suelo trabajar desde casa , aunque, muchas veces tenga que salir a ver clientes. Y aunque es complicado organizarse cuando trabajas en casa porque la jornada laboral y la hogareña pueden solaparse. Es reconfortante poder estar con ellos cuando se levantan, comen, juegan o se acuestan.
#descarta tareas Otra cosa que nos toca aprender es que a todo no llegamos. No se puede estar en una carrera continua para llegar a todo y hacer de todo y estar en todo. Además de estresante es absurdo. En línea con tus prioridades, una vez fijados tus objetivos y las acciones a llevar a cabo para lograrlo hay que hacerlo de forma lógica y sensata. De eso se trata organizarse también de decidir que si y que no. Que te compensa dejar de hacer en beneficio de hacer las cosas que, verdaderamente, te llenan.
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#crea rutinas Te voy a confesar una cosa como alma creativa que soy, no me gusta hacer las cosas de manera rutinaria. Pero esto no está en conflicto con establecerte ciertas rutinas, hábitos y costumbres que lo que hacen es que te cueste hacer menos las cosas. No hace mucho leí algo así: Sé ordenado y organizado en casa, para que puedas ser extravagante y creativo en el trabajo. Y eso me aplico en mi día a día.
La vida está llena de rutinas y obligaciones pero depende de nuestra actitud al afrontarlas, nos costará más o menos hacerlas.
Si creas un sistema de organización donde marcar tus propias rutinas y las de los que habitan contigo las cosas se vuelvan más fáciles. Cuando en casa saben donde van las cosas, que después de usarlas hay que dejarlas en su sitio o que la ropa sucia va en el bombo y no en cualquier parte todo va mejor.
El fin de organizarse no es hacer más cosas cada día, sino hacer las cosas que son importantes según nuestras prioridades y objetivos. La organización es el medio para simplificarnos la vida, para tener más tiempo para disfrutar.
Feliz semana y gracias por leerme.
Cristina. Decoradora y organizadora de espacios.
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