¡Qué importante es un buen descanso! Si en anteriores ocasiones te hablábamos sobre la importancia de la almohada a la hora de dormir, hoy el tema está muy relacionado. Solemos hablar de nórdicos refiriéndonos al grueso de edredones de pluma, ya sean sintéticos o no. Pero la realidad es que no todos tienen mucho que ver entre sí. Queremos contaros algunas claves en las que deberíamos fijarnos a la hora de elegir uno para esta nueva temporada. ¿Os venís?
Una de las primeras premisas a tener en cuenta es el tipo de relleno. Lógicamente, los naturales serán siempre de mejor calidad, ya sean de pluma, plumón o mixtos. La opción que nosotros te recomendamos es un mix bastante sencillo de encontrar constituido eminentemente por plumón y una ínfima parte de caña de la propia pluma lo que convierte a estos edredones en opciones asequibles y fáciles de encontrar.
¿Qué ocurre con los edredones nórdicos de relleno natural? ¿Son tan perfectos como parecen? En esencia son buenos, 'calentitos' y siempre de calidad, pero cuidado, pueden dejarnos el bolsillo 'roto' fácilmente. Además, en ocasiones, provocan ciertas alergias. ¡No es oro todo lo que reluce!
¿Y los de fibra sintética? Son los principales imitadores del plumón. Por un lado, hay que hablar de la fibra como concepto general: un conglomerado elaborado a partir del petróleo que se parece mucho al algodón. Una de sus ventajas es que es bastante económica y su conservación es fácil y práctica. Existen varios tipos de fibra, pero son 2 los bloques básicos o los más elegidos por los consumidores:
Por un lado, tenemos la fibra hueca de silicona que podemos encontrar en edredones comunes con relleno 'grueso'.
Es cierto que este tipo de siliciona acaba estropeándose con los años. De ti depende si invertir en un edredón con fibra de este tipo y reinvertir en unos años, o bien, optar por la fibra virgen, el otro gran tipo de fibra, que resulta algo más cara dado que no contiene silicona. ¿Y qué significa esto? El paso del tiempo no variará su calidad.
Y después tenemos la famosa 'microfibra' de la que tanto habrás oído hablar y que puede que no tengas muy claro de qué trata. Es sencillo, se trata de un material que no lleva demasiado entre nosotros. Es un relleno suave, cómodo y cálido que, aunque no abriga tanto como las otras fibras, se ha puesto de moda al tener un precio tan atractivo y competitivo. Es fácil dar con uno por apenas 20 euros. Además, su lavado y conservación resultan muy fáciles.
¿A que van tomando forma estas ideas en tu cabeza y te vas inclinando por una u otra opción?
¿Y qué ocurre con la cantidad o relleno? ¿Cómo lo elegimos? Una vez elegido el tipo de edredón y lo que deseamos invertir en él, podemos optar por uno u otro relleno, dependiendo de lo calurosos que seamos o de la temperatura que adquiera nuestra habitación en invierno.
Si tu casa suele calentarse con facilidad o gozas de calefacción central, creemos importante que elijas uno de grosor medio ¡para no 'morir de calor'! Y si, por el contrario, eres friolero y tu habitación no adquiere nunca la temperatura que consideras necesaria, opta, sin duda, por uno de relleno medio-alto.
Por último, hay una serie de factores 'menores', pero que también influyen, de cara a elegir el nórdico perfecto para nosotros.
- El tamaño: este vendrá determinado por las medidas de tu cama.
- Acabados y confección: las costuras importan más de lo que creemos, ya que harán que sean de fácil uso a la hora de introducir en la funda. Fíjate que esté bien cosido y que cuente con unos mínimos generales.
- ¿Y la funda? Te recomendamos materiales lo más fáciles, prácticos y cálidos posible, tales como el algodón, ya que transpira y respeta la temperatura corporal.
¡Ya contamos con todas las claves para tener muy claro qué edredón nórdico necesitamos! Si quieres completar la información, no dudes en visitar el blog de Vivienda Saludable.