Decoración romántica

A Isabel la conocemos en el foro de Decoración de Facilisimo.com por el nombre de su hija, Amgela. Vive junto a su marido y su niña de tres años en una urbanización a las afueras de Valladolid, un lugar que, tal y como asegura nuestra amiga, "parece un pequeño pueblo porque todo el mundo se conoce". Los espacios que conforman su hogar guardan un nivel de coherencia tan óptimo que únicamente una persona con buen criterio sería capaz de concebir. En este sentido, Isabel ha sido tocada con una gracia peculiar, pues confiesa que para ella "es un disfrute el crear ambientes nuevos, cambiar otros ya existentes, ir a las tiendas...".

 

Todo comenzó un día en el que esta forera visitó el taller de una amiga. Tras aprender a hacer una mesa, el instinto creativo de Isabel se disparó hasta llenar su casa de muebles fabricados con sus propias manos. "A muchas de las cosas decorativas que compro les suelo dar mi toque", comenta la dueña de este dúplex de 125 m² en el que la mesura provoca una sensación de claridad absoluta. Los elementos guardan las distancias para no colmar en exceso el ambiente: "me gusta ver los espacios lo más nítidos posibles, tanto por color como por mobiliario, pero que a la vez esas piezas escogidas tengan algo especial que las diferencie de las de siempre, por ello imprimo mi personalidad".

En el salón, situado en la planta baja de la propiedad, reina la intensidad cromática de la madera: "el mueble grande me lo hicieron unos expertos de aquí de Valladolid", revela Isabel, que admite que los profesionales trabajaron la pieza a medida sobre un diseño suyo.

La vena artística de esta forera se materializa en las dos mesas situadas en la sala, la de centro y la del comedor. Por otro lado, los adornos que predominan en esta habitación son los justos y todos siguen una línea temática de aire místico: budas, velas, farolillos, etc.

Los viajes son ocasiones perfectas para los idilios decorativos. Isabel no es de las que guardan recuerdos, porque éstos "los llevamos en la cabeza y corazón", pero sí que ha dotado su casa de objetos fruto del capricho: "la alfombra del comedor es de Barcelona y la estantería de una tienda de San Sebastián".

"El mueble del baño grande también me lo hicieron los mismos del salón y el espejo es de una tienda de aquí que tiene cosas monísimas", manifiesta la dueña de esta casa vallisoletana. Las diferentes piedras que revisten el cuarto de baño armonizan cromáticamente.

En el despacho todo tiene el sello de esta forera. Desde la mesa hasta el espejo, todos los componentes son producto de su saber hacer. El tono de la madera de los muebles se confunde con el suelo, llenando de calidez un escenario de trabajo limpio y organizado.

Escaleras arriba, nuestros pasos nos llevan hasta el dormitorio. Un zócalo de listones a modo de cabecero, las mesillas y puertas de los armarios nos recuerdan que Isabel sabe manejarse perfectamente con la carpintería. Esta alcoba destila un romanticismo muy sereno.

El aseo de la parte de abajo es algo más desenfadado. Al jugar con el azul y el plateado del espejo, retocado por Isabel, la estancia gana en alegría. Las dimensiones de los azulejos cerámicos permiten engañar a nuestro ojo haciéndonos pensar que estamos delante de un bonito papel pintado de rayas.

La cocina es el sueño de cualquier adicto al estilo provenzal. Tonalidades cremosas, que van del beige al tostado se reparten por los muebles, encimera, frente y accesorios. La mesa del office, debajo del pavés, ha sido reinventada por esta forera dándole un nuevo color y cambiando los tiradores.

La debilidad de Isabel es su hija Ángela, por eso ha planificado para ella una habitación digna de una princesa. El rosa es el hilo conductor de un dormitorio donde la ternura marca el paso. La mayoría del mobiliario proviene de Ikea, pero la reinterpretación vuelve a hacer acto de presencia.