La ciudad de Alberobello, en la provincia de Bari, es sin dudarlo, la “capital de los trullos”; los trullos de Alberobello, fueron declarados patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996
Una pareja danesa de publicistas decidió comprar un trullo y restaurarlo de forma que su arquitectura, estética, colores y tejidos, compensara el estrés de vivir en una ciudad como Copenhagen, lejos de las reuniones de trabajo y el frío invierno de la capital danesa.
La encantadora sencillez de los contrastes sin color. Los propietarios necesitaban un espacio sereno, tranquilo, donde se respirara paz por cada una de sus piedras, muebles y complementos: un sueño despejado de colores y estridencias, un lugar donde reinará la calma…
La interiorista Charlotte Pettersson hizo realidad para ellos cada uno de sus anhelos, ilusiones y necesidades vitales…
Serenidad en blanco y negro: sólo algunas piezas muy bien elegidas en negro, rompen la deseada monocromía de las estancias del trulli…
Alrededor de la mesa de comedor, unos simples caballetes con un tablero lacado en blanco, encontramos las sillas diseñadas por Ray & Charles Eames en negro, un clásico contemporáneo que nunca pasa de moda.
El sillón Butterfly, también conocido por sillón BKF, diseñado por los arquitectos Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari-Hardoy (BKF) en 1938, preside uno de los mágicos rincones de la casa. Los tres creadores trabajaron junto a Le Corbusier en su estudio parisino, y casi tres décadas después sigue siendo una de las piezas claves del estilo contemporáneo más carismático.
La belleza y serenedidad del dormitorio no tiene igual… la arquitectura es suficiente… no necesita más adornos que su propio carácter, su esencia rural, auténtica y atemporal…
Imágenes de Jesper Ray y Pernille Kaalund para Sköna Hem.
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