Un peculiar loft de estilo retro-industrial donde el cemento bruñido que reviste paredes y suelo, las vigas y pilares de hierro oxidado, las tuberías a la vista o la escalera fabricada con piezas de andamio, conviven con una exuberante vegetación que lo transforma en un oasis tropical en medio de la ciudad.
Con una decoración ecléctica, donde se mezclan piezas de estética vintage, muchas de ellas iconos de los años 50 y 60, con muebles de segunda mano recuperados por el propio actor y con otros hechos con materiales de derribo como los muebles de cocina, lo convierten en un espacio sumamente teatral donde ningún elemento tiene una ubicación determinada, todo es intercambiable y se puede mover en función de las necesidades de cada momento.
Un lugar que sin duda no deja indiferente a nadie, quizá sea por su aire decadente, por su luminosidad o por esa atmósfera escenográfica que lo envuelve y que te lleva a imaginar que en cualquier instante se encienden los focos, se baja la claqueta y alguien grita… ¡Luces, cámara y acción!
Vía: AD