Los armarios son conocidos desde la época de los romanos, se los podía ver en las pinturas de Herculano. En un principio se los usaba para guardar armas, según indica su nombre. Con el paso del tiempo se lo empezó a usar para guardar todo tipo de objetos.
En la Edad Media unicamente servían para encerrar las armas y armaduras, salvo en sitio como las iglesias y monasterios, en dónde se le daban otro uso. Desde el siglo XV el objetivo de los armarios comenzó a ser amplio, se guardaban las mismas cosas que en la actualidad, en esa época las puertas se decoraban con relieves o con pinturas.
Fuente: Royal Olive
Durante los siglos XVI y XVII los armarios tenían un aspecto más elegante, ya se confeccionaban los modelos de dos cuerpos y a partir del siglo XVIII se empezaron a ver modelos con vitrinas o bibliotecas con vitrinas. Muebles que se lucían en los salones como elegantes gabinetes, sólo en las casas más lujosas se los tenía.
El término armario deriva del latín ‘armarium’ que significa lugar para guardar armas u otros artefactos. A su vez, el término ‘arma’ proviene de ars, arte u oficio.
Los armarios eran usados en cualquier habitación de la casa dependiendo de la forma y del tamaño. En la cocina los armarios eran más pequeños y se usaban para guardar alimentos.
El armario es propio de cualquier estancia de la casa, adecuando su forma y dimensiones al uso al que va destinado. Cuando las técnicas de construcción fueron evolucionando se empezaron a ver los armarios empotrados, este modelo tiene visible sólo la parte frontal, los laterales y la parte trasera se encuentran unidos a las paredes o tabiques de la estancia.
Las partes que componen el armario pueden varias en base al modelo y a la utilidad que se le dará, normalmente está formado por una o dos puertas, dos costados, un respaldo, una cornisa y dos fondos. En el interior se pueden ver cajones o estantes.
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