Nada de coger una toalla y las chanclas y ¡ale!, ya estamos listos -y menos si vas con niños-. Aquí ir a la playa significa mucho más. Es levantarte un sábado o un domingo pensando en pasar el día en la playa. Es salir a las 11 de la mañana y volver a las 7 de la tarde. O salir de trabajar, recoger a los niños con todo en el coche, e ir directamente a la playa a pasar la tarde.
Ya llevo varios años dándome cuenta de que hasta que no estoy casi en la mitad del verano no he cogido la rutina de ir a la playa sin que se me olvide nada, -y sin que que parezca que me voy a montar un campamento-. Así que este año me he propuesto desde el minuto 1 tenerlo todo bien pesando y calculado, y eso pasa por un análisis previo de cuales son las cosas que verdaderamente necesitamos para pasar un día en la playa y de qué manera lo voy a organizar.
Como siempre lo primero que hago es categorizar. A la playa me llevo tres tipos de cosas y cada una de ellas debe tener su contenedor, y a ser posible que sea fácilmente transportable, de manera que si tengo que ir yo sola con los niños no me sienta como si fuese un camello atravesando el desierto del Sahara.
COMIDA
Tanto si voy a pasar el día como si voy para estar dos horas siempre llevo algo de comida y agua por supuesto. Hace ya varios años que encontré esta neverita transportable que utilizo mucho, también cuando hacemos algún viaje en coche, su tamaño es perfecto para meter un par de pequeños táperes con fruta, botellas de bebida y algún que otro bocadillo. Su tamaño es perfecto, no pesa y es cómoda de llevar incluso para los niños.
TOALLAS, ROPA Y DEMÁS
Para llevar las toallas y la ropa de muda -al menos para los niños-, una bolsa grande o capazo es la opción perfecta. Tiene que tener la medida en la que quepan mínimo 4 toallas -y si os preguntáis si también las las doblo en vertical, ¡la respuesta es que si!-, y que al abrirse se puedan sacar fácilmente las cosas del interior porque las toallas suelen ir unas encima de las otras y se tiene que poder meter bien la mano para coger lo que esté más al fondo.
Para mí un capazo grande es la bolsa que reúne todas estas condiciones. Dentro del capazo, para que no se desperdiguen las cosas y se llenen de arena, llevo una bolsa de cremallera donde meto móvil, dinero, llaves, cremas… ese tipo de cosas.
JUGUETES
Y aquí hemos llegado al quid de la cuestión. Una tarde del verano pasado quedé con una amiga, mientras yo llegaba cargada con 3 bolsas -incluida la de los juguetes-, y caminaba haciendo malabarismos varios para no caerme en la arena; ella llegaba a nuestro punto de encuentro mucho más desahogada. El motivo no era otro que ¡un carrito para llevar los juguetes!. Sus hijas se peleaban para llevarlo. ¡Vi el cielo abierto!. No es que me lleve muchos juguetes pero entre manguitos, pelota, cubos, palas y utensilios varios para rellenar con arena, la cosa de va de madre. La cuestión es que tenerlos todos metidos en este tipo de carros me ha facilitado un montón la salida a la playa, es ligero y cómodo, y además siempre quieren llevarlo ellos.
Espero que os sirvan mis trucos para ir a la playa, a mí me van de maravilla.
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