No me considero una ‘cocinitas’ y eso que siempre me ha gustado hacer mis cosillas, pero la falta de tiempo y el ritmo de vida que llevaba hasta no hace mucho no me daba demasiado margen para liarme delante de los fogones. Aprovechando el traslado a la nueva casa y la reforma, decidimos abrir la cocina al comedor y crear un espacio cómodo, con una amplia zona de trabajo para precisamente disfrutar cocinando incluso cuando tuviésemos visita, para que también participasen de ello nuestros invitados. Mi cocina no se parece nada a la de Michelle Crawford del blog Hugo & Elsa -así se llaman sus dos hijos- pero me sirve para ejemplificar lo que para mí sería un espacio donde podrías pasarte horas y horas haciendo mil y una recetas.
Imágenes: Katie Quinn – What Katie Ate
Michelle decidió junto a su marido hace unos 10 años dejar la ciudad (vivían en Sidney) e instalarse en una casa en el campo en la región de Tasmania. Tenían la necesidad de llevar una vida sencilla y con un contacto más cercano con la naturaleza. Su sitio lo encontraron en una pequeña granja de madera donde además de cultivar su propio huerto, también tienen gallinas y ovejas. Michelle es una apasionada de la cocina y suele compartir en su blog algunos de sus platos, todos ellos basados en la elección de ingredientes saludables y ecológicos. También ha colaborado en varios libros de cocina y ha publicado recetas en diferentes revistas y sitios web, además de haber cedido su cocina para sesiones fotográficas. Y no es para menos porque sin duda es un lugar con una atmósfera especial, con todas las ollas y utensilios a la vista dispuestos a ser usados en cualquier momento. ¿No os recuerda a las cocinas de nuestras abuelas?