Seguramente estés familiarizada con múltiples materiales para reparar o reconstruir cosas en tu casa, pues cada vez más nos gusta ocuparnos nosotras mismas de estas cosas, tanto por economía como por explorar o poner en práctica nuevos aprendizajes. Estos materiales que podríamos llamar más clásicos, sean el cemento, la arcilla, los adherentes, la madera entre otras posibilidades.
Lo cierto es que hoy por hoy están sucediendo dos cosas: antiguos materiales se reconvierten en nuevas versiones que abren espacio a nuevos usos, o aparecen novedosas tecnologías que solucionan con mayor eficiencia antiguos problemas.
En este escenario entonces, aparece la lámina galvanizada que entraría en la primera de las categorías que antes señalaba, porque claramente no es un material nuevo o de última generación. Lo que sucede es que hasta hace relativamente poco tiempo, la lámina galvanizada casi se utilizaba solamente para construcciones provisorias o de muy baja calidad.
No obstante, la realidad marca que este material que no siempre gozaba de la simpatía de muchos de nosotros para construir o reparar, cumple con una especie de check list que uno siempre realiza a la hora de valorar opciones. ¿Cuáles son estos atributos que la lámina galvanizada posee?
Economía y rendimiento: una inversión pequeña resuelve muchos problemas
Durabilidad: notoria frente a otras opciones.
Versatilidad: las puedes utilizar en un sinfín de aplicaciones, siendo techos y paredes las más frecuentes.
Resistencia a los cambios climáticos: ideal para exteriores
Material liviano y dúctil: ideal para trabajar sin esfuerzo y adaptar a muchos usos
Sencilla asociación con otros materiales: por ejemplo aislamiento térmico y acústico.
Estética: aún si no se pinta o decora demasiado, una lámina galvanizada tiene buena presencia tanto en exteriores como en interiores.
Por si nunca has tomado contacto con una lámina galvanizada, vamos a responder la pregunta que debes estar formulándote
¿Qué es una lámina galvanizada?
Se trata de una lámina de acero tradicional, a la que se le realiza el siguiente tratamiento: se sumerge en un baño caliente de zinc y al enfriarse éste recubre al acero dotándole de una capa de protección que se produce al sellar posibles espacios dañados preexistentes en la lámina original. Esto ni más ni menos, le otorga un elevado nivel de resistencia que tiene como consecuencia la posibilidad de exponer a la lámina galvanizada al azote de lluvias, frío y calor en exteriores, sin que sufra daños ni pierda funcionalidad.Así las cosas, una lámina galvanizada es un material que no se corroe, es liviano, flexible y económico. De la mano de estos atributos, sumados al hecho de que es amigable con otros materiales como aislantes térmicos, madera etc. viene una de sus mayores virtudes, acerca de la cual me permito insistir para finalizar: la versatilidad.
En pocas palabras, podrás darle muchísimos usos si tan sólo le das una oportunidad y pones en juego toda tu creatividad para incluir a la lámina galvanizada en tu equipo de “solución de problemas”. Te aliento a explorar sus múltiples ventajas