Los colchones
Dependiendo del tipo y del uso que se le dé, no se recomienda que pasen más de 7 u 8 años con el mismo. Tras este tiempo hay que considerar seriamente comprar colchón nuevo para las camas de la casa.Incluso, los colchones más básicos ahora se pueden producir para que sean lo suficientemente duraderos como para evitar roturas o hundimientos debido a los avances en la industria del descanso.
Pero con esto no basta. Para mantener las condiciones idóneas de un descanso adecuado, el mantenimiento del colchón es primordial. Se pone especial énfasis en que conserven sus cualidades durante toda su vida útil gracias a tecnologías de uso continuo.
Poco a poco los usuarios se acostumbran al deterioro progresivo del colchón porque todas las noches se duerme en él y el hundimiento y deformidad se pasan por alto.
El paso del tiempo desde la fecha de compra y, lo que es más importante, la dificultad para conciliar el sueño y despertarse con molestias en la espalda y la impresión de no haber descansado son los dos indicadores más fuertes de que es hora de comprar uno nuevo.
El 35% de los españoles utiliza las frases “me levanto agotado, sin ganas de nada y sin energía” o “me despierto con dolores en la espalda o musculares”. Por eso, cada 5 u 8 años hay que cambiar el colchón para que esto no suceda.
Las sábanas y las toallas
Las sábanas y toallas de la casa, a diferencia de los colchones, requieren cambios cada uno o dos años. Esto porque suelen lavarse semanalmente y en muchos casos secarse en secadora.Tanto el ciclo en lavadora (más si es con agua caliente) como en las secadoras, suelen acortar la vida de los textiles por más alta calidad que estos tengan. Las mejores telas para toallas y sábanas son el lino y el algodón, pero aún los mejores necesitan recambio cada año o, a lo sumo, cada dos o tres años.
Esto garantiza la absorción y el mejor secado. Eso sí, al final de la vida útil hay que darles otra utilidad en casa o desecharlos debidamente para que sean reciclados. Así se contribuye con el medio ambiente.
Las cortinas
Las cortinas dan privacidad y ayudan a mantener la temperatura constante en las habitaciones, pero, al estar expuestas al sol y al clima en todo momento, las telas de estas suelen resquebrajarse o perder sus propiedades de color y textura.Obviamente, el cambio de cortinas va a depender de la zona geográfica y de las telas usadas en cada caso. Pero, deben cambiarse cada 5 o 6 años para que no desluzcan y puedan cumplir con su cometido.
Ahora bien, con las cortinas de ducha la situación es diferente. Estas deben cambiarse anualmente para que no se corra el riesgo de proliferación de bacterias y moho que pueden ser dañinos para la salud.
Lo recomendable es tener dos o tres para ir intercambiando y lavando una mientras se usa otra. Es bueno su secado al sol para eliminar bacterias y para que se ventilen.
Las almohadas y los cojines
No hay nada que recoja más polvo y ácaros que las almohadas de las camas y los cojines del sofá. Estos deben cambiarse una vez al año. A lo sumo cada dos años.Sin embargo, no está de más que cada 15 días se metan en la secadora en un ciclo corto para airearlos y matar los ácaros que viven de las células de piel muerta que las personas desprenden día a día.