Se trataba de la cocina de una vivienda unifamiliar que ya se encontraba en muy mal estado, sobretodo bastante anticuada, y planteamos qué hacer con ella para renovarla sin hacer reforma. Fue entonces cuando se nos ocurrió la idea de pintar los azulejos y forrar los muebles para darles un aspecto nuevo.
Nunca habiamos hecho algo parecido, pero tras documentarnos como es debido nos pusimos manos a la obra. Utilizamos pinturas de Bruguer en dos tonos: blanco y rojo amapola. Pinceles, rodillo y disolvente. Para los muebles compramos papel vinílico adhesivo en color rojo. El proceso es similar a pintar una pared, lo único tener mucho cuidado con las juntas y rematar bien con un pequeño pincelito. Para los muebles el mejor consejo es muchísima paciencia, cortar bien cada pieza de vinilo y colocarla con mucho cuidado para que no queden burbujas. El resultado creo que es espectacular en comparación al estado inicial de la estancia. Mucho más actual y bonita.
¿Qué os parece esta idea?
¿Os gusta el cambio?