El papel pintado es uno de los más potentes recursos decorativos. Transforma una estancia y se convierte en punto focal al instante. Nos permite crear estilos y ambientes aunque el resto de los detalles no lo acompañen. Aísla y amortigua ruidos. Disimula imperfecciones y sofistica espacios anodinos. Aporta luz y color. En fin, ¡que nos encanta!
Foto: A Cup of Jo
No sé si muchos os habéis atrevido a colocar papel pintado por vuestra cuenta o le tenéis todavía mucho respeto al tema. Os diré que dependiendo del papel y de la trama, puede resultar un trabajo sencillísimo o una tarea imposible.
Aún así, debéis perderle miedo porque lo bueno es que el papel pintado es un material excepcional en cuanto a calidad y composición, aunque siempre hay diferencias dependiendo de la gama que elijáis. Y además, la cola con la que se trabaja es fácil y agradecida, con textura acuosa y de fácil absorción. No deja manchas y se limpia facilmente.
Foto: Telas & Papel
Además, si el papel se daña siempre existen opciones para reparar el papel pintado o trucos para evitar que se noten las roturas.
Una opción puede ser la de utilizar barniz. Si en la rotura no hemos perdido ninguna pieza del papel, lo que debemos hacer es encolar bien las piezas que puedan abrirse o separarse y las pegamos. Una vez seco, barnizamos todo el paramento con un barniz mate lo que añade una protección extra a nuestro papel.
Foto: Bolig
En los bordes es donde habitualmente se abre el papel. En este caso, una solución puede ser añadir una moldura de poliuretano en todo el perímetro. Es económica y decorativa. Pero siempre y cuando case con los elementos estructurales que tenga el espacio.
Otra opción sería añadir un “parche” del mismo papel. En este caso, debemos eliminar la zona deteriorada con un cuter, mejor cuanto más rectos sean los extremos y los vértices. Así facilitamos la tarea de casar el dibujo cuando el papel lleva algún tipo de estampado. Una vez limpia la zona, procedemos a pegar un fragmento del mismo papel, haciendo casar bordes y dibujos. Ojo antes de insertar el papel. Hay que observar que no haya una diferencia de color o textura.
Si no disponemos del mismo papel, y tampoco se vende, otro truco puede ser el de crear murales con unos sencillos listones de madera para disimular las zonas donde se ha desprendido el papel. Utilizaríamos un nuevo papel que combinara con el anterior y sólo eliminaríamos las zonas que queden dentro del enmarcado, que es donde colocaríamos el nuevo papel. Además, podemos crear todo un elemento decorativo de pared por menos de 60 euros. Los listones se compran al corte en cualquier tienda de bricolaje y se pegan a la pared con cola.
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