Queda constatado que no existen casas pequeñas sino mal distribuidas. Probablemente por eso, la mayoría de las reformas actuales optan por tirarlo todo abajo y dejar los espacios diáfanos. Así, hemos pasado del clásico piso de 3 dormitorios con su saloncito, su entradita y su cocinita —todo ello empaquetado en apenas 60 o 70 m2—, al apartamento cool, de planta libre, donde solo distingues entre un dormitorio y un espacio multifunción. Y por supuesto, seguimos pisando los mismos metros.
Precioso, la verdad. Pero a veces, es necesario delimitar de alguna forma las funciones de cada ambiente para sentir que tienes cierta privacidad, o incluso poder cerrarlos si te molestan los olores o los ruidos. Sin embargo, entre tabicado o diáfano hay alternativas, porque … oye, si hay que compartimentar, se compartimenta, pero ¡con estilo!
Tabiques abiertos
Sin duda, me quedo con las divisiones estilo Crittall, que para ello soy su fan número uno —y es que los incluyo en cada una de las reformas y proyectos de decoración que realizo—. Me encanta su look joven y desenfadado que fácilmente encaja en cualquier estilo. Habitualmente verás este tipo de cerramientos en negro, aunque si te parece demasiado contundente puedes probarlo en tono blanco —aviso, se diluirá un poco su efecto acento—.
Con esta misma idea de base, podemos crear un elemento divisorio en 3D con el espacio suficiente para albergar un vergel. Si te gusta la idea, ten en cuenta que este sistema funciona como un terrario, por lo que deberás dejar la parte superior abierta para que las plantas respiren a gusto, y también, una puerta en uno de los frontales por donde asomarte a cuidarlas.
Si fuese necesario, puedes combinar el cerramiento acristalado con un tabique a media altura. ¿Y cuándo es necesario? Pues, por ejemplo, cuando quieres dejar que la luz pase pero, a la vez, necesitas colocar muebles en la base de esa partición. En la foto abajo, por ejemplo, se necesitaba un tabique para poder acomodar las tuberías del lavabo y a la vez, apoyar el cabecero en el otro lado.
Cerramientos
Como hemos dicho al principio, no siempre deseamos una estancia abierta, aunque sí deseamos la luz que nos proporciona esa planta libre. Si eso te sucede en la despensa, te enamorarás de esta solución. Es como el escaparate de un ultramarinos, pero en casa. Tan fácil como colocar estanterías metálicas en el interior de la despensa y exponer en ellas tus tesoros —ya me imagino un buen pastel de zanahoria mirándome a través del cristal. Claro que en mi caso, desaparecería en un santiamén;)
En cambio, si los días pares te gusta la cocina abierta al salón y los impares, la prefieres cerrada, este diseño de Susanna Cots te va a encantar. Cuando necesitas mantener la cocina cerrada, estas puertas se desplazan fácilmente por los perfiles que ves en el techo, de forma que cuando finalizan el recorrido, la cocina queda perfectamente cerrada.
Versionando la opción anterior, estas puertas metálicas de acordeón —usadas típicamente en tiendas— son perfectas para los enemigos de los convencionalismos. A diferencia de las anteriores, solo tienen una función estética, separando visualmente los ambientes —y físicamente, si las cierras—.
Muebles expositores
Este mueble es una combinación de metal y madera, creado exprofeso para este espacio. Su ventaja principal es que es más decorativo que un simple tabique y aporta sensación de amplitud al poder visualizar el hall desde la cocina. Es una idea, además, que puedes personalizar tanto como quieras: puedes abrir los cubos hacia la habitación que más te interese, puedes crear más huecos abiertos si eso es lo que buscas, o puedes hacer baldas más ligeras usando vidrio o metal perforado.
Columnas
Si en la reforma que emprendes te encuentras una columna en medio del espacio que quieres dejar abierto, no lances improperios todavía. Antes, mira esta idea y convierte a tu enemigo en best friend. Dale protagonismo revistiéndola de metal (aquí con los bordes gastados para que encaje mejor con el estilo las otras columnas de madera) para que destaque su papel de mediador.
Biombos
En un plan más ligero, los biombos son una buena opción. Puedes moverlos fácilmente allá donde los necesites y son una fórmula muy adecuada cuando el espacio que quieres cubrir no es excesivamente grande. Sin embargo, no es necesario acudir al biombo tradicional, que, a veces, puede resultar algo aburrido. Si quieres salir de tu zona de confort, prueba la propuesta que ves abajo, donde un par de paneles de suelo a techo cumplen la función de los tradicionales biombos. Ahora, no quieras cambiarlos de habitación, porque tengo serias dudas de cómo se podría hacer algo así a pesar de sus ruedas.
Más de andar por casa, una burra con ruedas también sabe ejercer de biombo. Solo tienes que colgar algo interesante de su barra. Si usas cuerda para crear un bastidor entre la base y la barra, sobre él puedes exponer fotografías o recuerdos, o como en este caso, usar plantas que trepen por la cuerda. Usa tu imaginación para cubrirlo de aquello que te parezca más inspirador.
¿Alguna otra buena idea que tú conozcas? Cuéntanos;)