1 Reducir el consumo de agua. Al disminuir la cantidad de agua que consumimos, también disminuimos el agua que hay fluyendo en los sistemas de tratamiento. Es por eso que debemos ser prudentes y reaccionar a tiempo con soluciones tan básicas como: ducharnos en vez de bañarnos, usar electrodomésticos como la lavadora y el lavavajillas solo cuando estén llenos, emplear riego por goteo en el jardín, instalar grifos eficientes...
2 Reducir el uso de productos tóxicos y sustituirlos por otros de carácter ecológico y sostenible. Es decir, cambiar los productos de limpieza con componentes químicos por jabones biodegradables, productos naturales....
3 En caso de emplear productos tóxicos, tener cuidado a la hora de desecharlos. Las pinturas, disolventes y demás materiales que queramos tirar tendrán que ir a los puntos limpios, nunca al desagüe o a los contenedores habituales. Lo mismo ocurre con el aceite, que no podemos tirar por el desagüe, debemos llevarlo a un punto limpio.
4 En cuanto al jardín, debemos evitar en la medida de lo posible el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, que luego son filtrados a las aguas subterráneas. Lo mejor es sustituirlos por fertilizantes naturales.
5 Aunque parezca obvio, a veces se nos olvida que no podemos usar el inodoro como cubo de basura.
6 Por último, fuera de casa debemos ser conscientes de nuestros actos y respetuosos con el entorno: no tirar basura nunca a ríos, mares y lagos, recoger los residuos si preparamos un picnic...
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