Esta es la historia de unas vacaciones que podrían ser las tuyas o las mías. Porque tú y yo, y tod@s, hemos pasado alguna vez por la montaña rusa que supone elegir hotel para las vacaciones. Y posiblemente hasta más de una.
Y es que no me puedo resistir a otro expectativa vs realidad de hoteles, puedes leer la primera parte aquí, y con la excusa buscar algo de inspiración. Y también algo de “ni se te ocurra” en clave veraniega.
No se trata de hablar de ningún hotel con decoración cozy. Ni hygge. Ni minimalista ni nórdica. Más bien de revivir uno de los clásicos de verano, además de la paella y la sangría (¿se sigue bebiendo sangría?), que es la búsqueda del hotel ideal.
Expectativa vs realidad Hoteles II
ImagenAsí que ponte en situación. Después de darle algunas vueltas has decidido tu destino para las vacaciones de este año. O al menos para parte de ellas. Es entonces cuando llega EL MOMENTO. La búsqueda de alojamiento. Ese mirar fotos, precios y distancias a playa. O al centro. O al lago, zona comercial, monte Y lo que es peor, ese leerte tantas “opiniones de viajeros” que podrías servir de guía en cada hotel de la Costa Amalfitana y ganarte la vida holgadamente con ello.
Finalmente y encomendándote con cierto desazón a santos o energías del universo, reservaste habitación. La cosa pinta bien, estás de vacaciones y no quieres plantearte nada más. Y llega el día. Y, no siempre, pero en demasiadas ocasiones, sucede algo muy parecido a esto:
Encontraste un hotelito pequeño y coqueto; lo mejor para unas vacaciones relajadas, rodeada de naturaleza y alejada del cemento de la ciudad. Algo así:
Pero de un golpe de vista la realidad de tus próximos días se transformaen esto:
Bueno, no está en el entorno natural que tenías en mente, pero un poco de cemento de más no va a desanimarte, ¿verdad? El hotel sigue siendo pintoresco y aunque ya puedes ir diciendo adiós a las vistas, seguro que la habitación es tan bonita como parecía en la foto.
Esta es la habitación que tenías en mente cuando empezaste a buscar alojamientojusto hasta que echaste una mirada a tu presupuesto.
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Así que, bueno, algo más sencillo tampoco está nada mal para pasar unos días. Y te decidiste por una habitación así:
Lástima que lo que te encontraste al llegar fue esto:
Pero estás decidida a que nada arruine tus vacaciones. Total, la habitación es para dormir y poco más. La mayor parte del tiempo la vas a pasar relajada en una tumbona de la piscina, bebiendo caipirinhas de fresa y subiendo fotos a Instagram.
En esta piscina:
Sin deshacer las maletas, te pones tu bikini nuevo, la gafotas de sol y hasta la pamela de paja. No te falta un perejil, estás lista para empezar, ahora sí, tus vacaciones. Y te encuentras esto:
Vale, descartamos tumbona y combinado. Pero eres una persona optimista, ¿Quién necesita una piscina cuando a 100 metros, que resultan ser 1000 (un error tipográfico tiene cualquiera) tienes una preciosa playa? Está claro, lo que necesitas es relajarte escuchando las olas de mar.
Cuando elegiste tu destino de vacaciones, esta playa te pareció una muy buena idea:
Claro que, igual es mejor olvidarse también del sonido del mar:
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Llegados a este punto, te queda armarte de paciencia. Total faltan solo 15 días hasta que puedas volver a casa. Y tal vez hasta te queden un par de días libres para acercarte al pueblo. Que eso sí que es descansar. ¡Con lo a gustito que estabas tú en tu casa con tus plantitas!
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¡Feliz semana!
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