Hace poco alguien que está pasando una enfermedad me escribió para contarme que sin saber bien porqué había empezado a ordenar su casa….. y eso no sólo le estaba ayudando a llevar la situación si no que también le relajaba.
En otra ocasión una amiga me contó que un buen día decidió empezar a ordenar los armarios de la ropa, vaciándolos, repasándolo todo, reorganizándolos…. y en medio de es proceso empezaron a moverse a su alrededor muchas emociones, su matrimonio empezó a resquebrajarse, acabaron separados, y el armario quedó congelado en ese momento, cuando lo retomó fue porque necesitaba volver a poner orden en su vida.
De una u otra manera todos valoramos y apreciamos los beneficios del orden, y lo incorporamos en mayor o menor medida, pero para algunas personas el orden nos lleva a recorrer un camino que a menudo convierte en una terapia, en una tabla de salvación, en una herramienta para recuperar el control o incluso como en mi caso convertir ese camino en una profesión.
Si en algún momento sientes la llamada del orden, déjate llevar por ese camino, seguro que te llevará a algo bueno.