¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir el colchón? Hay cuestiones básicas que van a determinar el comienzo de la búsqueda: el número de personas que van a dormir en él, el peso de dichas personas y si padecen de ciertas enfermedades o dolencias (problemas de espalda, alergias, insomnio...). A partir de ahí, podemos pasar a valorar los diferentes tipos de colchones según el material:
- Colchones de muelles, que aportan firmeza y son muy adaptables. Además, ofrecen una buena ventilación y soporte.
- Colchones de látex, que se tienen una gran capacidad de adaptación al contorno del cuerpo, y distribuyen muy bien el peso, de manera uniforme. Son ideales para aquellos que se mueven mucho mientras duermen y para personas con alergias (siempre y cuando no sea al látex, evidentemente).
- Colchones de bultex. Se trata de un material celular que aporta una firmeza variable. Aíslan bien del calor.
- Colchones de material visco-elástico, que destacan por la adaptabilidad y firmeza. Proporcionan un buen descanso y son ideales para personas que sufren dolores de espalda.

¿Y qué pasa con la almohada? A la hora de escogerla, vamos a tener que tener en cuenta 4 aspectos:
1. La forma de dormir. Lo correcto sería tener alineado el cuello con la cabeza, aunque dependerá de la postura. Para aquellos que duerman boca abajo, necesitarán una almohada fina y blanda. Por el contrario, si se duerme boca arriba, lo ideal es una almohada de un grosor medio y más firme. Por último, si se duerme de lado, el grosor dependerá de la distancia que haya entre el hombro y la cara.
2. El material. Podemos encontrar almohadas de fibra sintética, visco-elástica (que se adapta muy bien a la anatomía), de pluma, de algodón, de lana...
3. ¿Ronquidos? Se trata de un problema muy habitual, que suele tener que ver con la postura. Así, existen almohadas que inducen a dormir en posición fetal, la postura más adecuada para evitar ronquidos.
4. ¿Solos o acompañados? Lo mejor si duermen dos personas en la cama es poner almohadas individuales, adaptadas a las necesidades de cada persona.
Otros consejos para eliminar el estrés:
- Mantener buenas relaciones personales con las personas con las que compartimos más horas en el día a día como, por ejemplo, los compañeros de trabajo... Debemos ser comprensivos, empáticos, evitar enfados tontos...
- Ser organizado, para aprovechar al máximo el tiempo y evitar agobios.
- Cuidar de uno mismo, dejando siempre un poco de tiempo al día par lo que más nos gusta.
- Llevar a cabo una correcta alimentación, sana y equilibrada, para sentirnos con fuerza y energía.
- Hacer deporte.
- Aprender a relajarnos, con técnicas como el yoga, la meditación...
- Cuidar de nuestra relación con la familia y los amigos.
Aquí podéis encontrar más consejos para una vida más feliz y libre de estrés...