El 90% de la población hoy día, no invierte en mobiliario pensando en que le durará toda la vida, como lo hacían nuestros padres o abuelos, ya sea porque quizás la inversión es grande, o porque tal y como el mundo gira en estos momentos, hoy estamos aquí y mañana allá, así que la mayoría optan por amueblar sus casas con piezas más económicas y con fecha de caducidad. No estoy a favor ni en contra de lo uno o de lo otro, cada uno hace lo que puede con sus circunstancias. He visto casas maravillosas enteramente amuebladas con piezas de tiendas low cost, como Ikea, y otras bellísimas repletas de arte, antigüedades y piezas emblemáticas.
La casa que os enseño hoy va más por la segunda vertiente, es un proyecto de Luisa Olazábal de un piso en Madrid donde se ha buscado la excelencia, con acabados de alta calidad y piezas de su propio estudio o de diseñadores claves. Un piso para toda la vida.
En el salón destaca una bonita combinación de butacas. A la izquierda encontramos un gran sillón de B&B Italia al que le acompaña una clásica butaca de la firma Axel, tapizada en lino de Gancedo y dos sillones daneses con tela de Nobilis, todos ellos rodean una contundente y escultural mesa de Olga Copado. La interiorista se atreve también a añadir un marco español del Siglo XVII que no necesita cuadro en su interior ya que decora por sí solo.
Bajo un predominante espacio neutro, se introducen toques de color, como los veladores rojos de hierro del anticuario Miguel Arcas, o las lámparas de Original BTC, también el sofá de terciopelo azul. Rompe además la calma, el muro que da profundidad a la zona de estar, con un intenso verde esmeralda. Puede independizarse del comedor a demanda gracias a unas puertas correderas que existen entre ambos espacios.
El comedor y el salón está dividido por un aparador de roble alistonado, diseño de Luisa Olazábal, como la lámpara tipo Sputnik que cuelga sobre la mesa de comedor. Mirando de frente, lo que más llama la atención son las carpinterías, diseño también del estudio, a través de las cuales se accede a la cocina. Si os fijáis bien son dobles, las más cercanas al comedor llevan cuarterones de cristal, pero las de la cocina los llevan de espejo, lo que produce un interesante efecto visual. En medio de ambas cristaleras, encontramos dos sillas de jardín adquiridas en Cotanda Antigüedades.
En el centro de la cocina se ha dispuesto una zona para comer con una mesa de chapa, diseño de la interiorista, y sillas de House Doctor. En este espacio contrasta el estilo contemporáneo de la propia cocina, de líneas rectas, encimera de Neolith, grifería en negro de Blanco (todo diseño de Gunni & Trentino), con los complementos decorativos como un espejo de Carlos IV de Le Secret o una bandeja de níquel, ambos procedentes del estudio de Luisa Olazábal.
En el dormitorio se ha introducido más color mediante los textiles, que son los protagonistas. La pared del cabecero está enmarcada con un papel japonés de Phillip Jeffries, sobre la cama almohadones de Gastón y Daniela y plaid Rue Vintage 74. La alfombra es de KP. Y por último, llegamos al precioso baño, totalmente enamorada de este espacio. Con sus azulejos dispuestos en espiga, como marco para un mueble de roble ebonizado hecho a medida, con sobre de mármol negro Marquina. Los apliques y el espejo van a juego y son del estudio de la interiorista. Grifería de Ramón Soler.
La luz, el uso del color (pinceladas alegres sobre un fondo neutro), el acierto de las piezas, la belleza de las carpinterías,…sin duda alguna un proyecto de Luisa Olazábal que seguro, sobrevivirá al paso del tiempo y a las modas. ¡Me encanta!
Fotografía: Pablo Sarabia para Elle Decor
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