Aunque ha aumentado su aceptación y popularidad en los últimos años, en realidad las placas de inducción aparecieron en el mundo culinario europeo hace casi un par de décadas (1999) como alternativa a las más conocidas de gas y vitrocerámica. Esto no quiere decir que éstas últimas ya no tengan adeptos, pero los cada vez más novedosos y variados modelos de sistemas de cocción, ganan terreno cada día.
1. La cocina de inducción
Básicamente, es similar a una placa vitrocerámica pero con un funcionamiento totalmente distinto, ya que calienta directamente el recipiente en lugar de calentarlo indirectamente por medio de resistencias a través del vidrio.
Para ello, mediante electromagnetismo, se crea un campo magnético entre el recipiente y una bobina de cobre o inductor que se encuentra debajo del cristal, generando el calor necesario para que se caliente solo la olla o sartén que vayamos a usar, un proceso que tiene menos pérdidas de energía.
Los componentes electrónicos que están debajo del cristal necesitan enfriarse durante su funcionamiento, para lo cual están equipados con un ventilador que permanecerá activo hasta que la placa esté a la temperatura adecuada. Este ventilador puede producir ligeros ruidos o zumbidos en potencias altas, aunque llegan a ser imperceptibles en niveles inferiores
Con todo esto, las placas de inducción también tienen sus pros y contras.
2. Pros
Bajo consumo y alta eficiencia
La gran ventaja de la inducción es su mayor rapidez para calentar los alimentos y como estará menos tiempo encendida, el consumo eléctrico será menor y el costo por ese concepto se reducirá.
También ahorramos tiempo al cocinar, que no es poco en una vida donde parece que nos faltan horas.
Todo esto gracias a la alta eficiencia en la transferencia de calor de ésta tecnología que hace que solo se caliente el recipiente, sin desperdicio de energía significativo.
Para tener una idea, hervir un litro de agua en una placa de inducción puede suponer la mitad del tiempo de lo que tardaría en una vitrocerámica.
Por su parte, las cocinas de gas gastan menos que cualquier otra, pero fallan en seguridad y sobre todo en facilidad de limpieza, aunque siguen siendo las preferidas de los profesionales.
Alta seguridad
El peligro de quemaduras accidentales es menor que con otros sistemas de gas o halógenas porque no se calienta la superficie. Esto también reduce el riesgo de incendios, especialmente importante en caso de familias con niños pequeños o personas mayores.
Otro punto importante es que al retirar el recipiente, la unidad se desconecta ya que como el calor se produce por corriente inducida, deben estar ambas partes en contacto.
Por su lado, gracias a los sistemas de apagado automático que incluyen algunos modelos, no será ningún problema si se nos olvida apagarla en alguna ocasión o si no hay nada en el interior de la olla.
Fácil limpieza
Debido a que son superficies de vidrio planas y no se calientan (solo levemente por el calor que les transmite el propio recipiente), no quedan restos quemados y adheridos a la placa que se puedan producir por cualquier derrame. Esto permite que después de retirar la cacerola, podemos limpiar la zona sin miedo a quemarnos.
Esto hace que deterioren poco y que se mantengan con un aspecto nuevo durante más tiempo.
3. Contras
Precio alto
Lo primero que llama la atención es que los precios de las placas de inducción son más altos que los de cualquier otro tipo de placas (siempre que estén dentro de una misma gama), aunque también es cierto que en los últimos cinco años han ido bajando paulatinamente a medida que la tecnología ha mejorado y ha ido aumentando la oferta.
Eso sí, si buscamos menor consumo eléctrico, seguridad, funcionalidad y estética, bien vale la pena hacer ese esfuerzo económico y decantarse por una de la amplia gama de modelos y marcas que existen en el mercado. Podemos encontrar modelos básicos de inducción por unos 250 euros, hasta modelos de alta gama por bastante más de 3.000 euros.
Ese mayor desembolso que hay que hacer para comprar una inducción, en muchos casos se compensará a lo largo del tiempo por el ahorro en el consumo y la satisfacción que producen sus mejores prestaciones.
Las ollas y sartenes deben ser especiales
Los recipientes para usar en las placas de inducción, deben tener la base fabricada de material magnético para que pueda hacer contacto con las bobinas inductoras ubicadas debajo y producir el calor. Si no es así, no funcionará.
Sin embargo, hoy día, muchas de las baterías de cocina ya se fabrican para poder usarlas con inducción. En la parte inferior suelen llevar un símbolo que indica que son aptas y si no estamos seguros, podemos acercar un imán y comprobar que se pegue. En este caso, será apta.
Lo que es importante es que la zona magnética ocupe la totalidad de la base de la olla o sartén. Si esa zona es de un diámetro más pequeño, se calentará únicamente ese sector pero el resto no alcanzará la temperatura adecuada.
4. Consejos
En el caso, por ejemplo, de las cazuelas de barro que a veces se usan para ciertas recetas culinarias, se puede utilizar un adaptador universal para cocinas de inducción, aunque no es recomendable usarlo para aprovechar las ollas o sartenes antiguas. Con ello solo lograremos poco a poco estropear la superficie de vidrio irremediablemente y además no estaremos aprovechando las ventajas de la propia cocina, ya que perderá rapidez de cocción. Es preferible comprar el menaje necesario, tomando en cuenta que se pueden encontrar juegos completos a precios razonables.
Se debe usar el tamaño correcto de la zona según la dimensión de la olla y siempre colocarla en el centro. No poner una olla grande en una zona pequeña ni una pequeña en una grande. En el primer caso solo se calentará una parte y en el segundo, simplemente no funcionará.
Nunca utilizar recipientes dañados o doblados. La base debe ser completamente plana.
Es conveniente mantenerse a una distancia de 5 a 10 cms. de la cocina para reducir la exposición a los campos magnéticos, así que será una buena costumbre para todos, incluso para niños o embarazadas. Las personas con marcapasos deben tener especial cuidado.
Usando utensilios de madera, por ejemplo, evitaremos también cualquier contacto con el flujo magnético.
5. ¿Cuál elegir?
La guerra de precios de los electrodomésticos ciertamente es salvaje y las placas de inducción no se escapan de ella. Las grandes cadenas comerciales ofrecen modelos muchas veces fabricados especialmente para ellos a precios reducidos, mientras que los modelos más exclusivos se comercializan en tiendas y estudios de cocinas especializados.
Por su parte, el comercio on line está cambiando nuestra forma de comprar productos por su gran variedad y bajos precios, los que pueden ser ofrecidos por éstas tiendas debido a una estructura de costes menor, bajo financiamiento, ya que el cobro el producto se realiza antes de enviarlo y en muchos casos no necesitan almacén físico.
¿Pero cuál modelo o marca?.
Tomando en cuenta el tamaño de la cocina, lo grande de la familia y los hábitos de vida, hay varias características que nos darán más satisfacciones y que conviene prestarles atención.
Éstas son las más destacadas:
• Los focos con 2 o 3 circuitos, permiten utilizar dos o tres tipos de recipientes diferentes según su medida, lo cual la hace más versátil y práctica. Generalmente el díametro del foco gigante es de 28 y 32 cms. como los modelos Zanussi Z6233IOK y Siemens EH651FDC1E.
Si el foco más grande es de un circuito, solo podremos utilizar un recipiente de ese diámetro, aunque por otro lado son de las más económicas, entre los que está el modelo Beko HII 63400 AT.
• La función de control de temperatura se encarga de emitir un toque sonoro cuando el aceite está a la temperatura perfecta, por ejemplo el de la placa Balay 3EB967FR, muy útil para evitar que se caliente demasiado o se queme por descuido.
• Las zonas flexinducción al igual que las placas de inducción total- permiten calentar recipientes de diversos tamaños en cualquier punto de esa zona flexible. Esto se hace posible porque los inductores que están debajo, se activan independientemente en cada caso, sin necesidad de activar todos al mismo tiempo. Incluso hay modelos como el AEG HKL65310FB que se comunican por control remoto con su campana y automáticamente regulan la velocidad e iluminación según las necesidades de cada caso.
• El seguro para niños, la autodesconexión de seguridad, el detector de recipiente, un programador o incluso la función booster -capaz de acelerar el calentamiento inicial para ajustar a la temperatura elegida más rápidamente-, son bastante comunes en cualquier modelo, incluso desde los más económicos. Obviamente, algunas de éstas prestaciones serán más completas y complejas que otras de acuerdo a la marca, modelo y precio.
• La potencia de cada zona puede oscilar entre los 1.800 W y los 3.700 W, incluso en las de grandes dimensiones y de gama alta, como el modelo Siemens EX975LXC1E y se distribuyen a través de 17 niveles y control deslizante.
Las hay para todos los gustos y por sus ventajas representan una estupenda opción que vale la pena tomar en cuenta, tanto para los que disfrutan pasar tiempo entre fogones, como para los que no.
Sin duda, una buena elección.
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