1 Formas de apertura. Es una de las primeras decisiones que vamos a tomar, es decir, si queremos puertas practicables o, por el contrario, preferimos ahorrar espacio con un diseño deslizando o plegable. Además, las puertas correderas pueden ser ideales para crear diferentes ambientes en espacios diáfanos, ¿no creéis?
2 Medidas. Al cambiar las puertas podemos mantener las mismas medidas o, en caso de ser necesario, aprovechar el momento para modificarlas, ampliando o reduciendo el tamaño de las mismas o, incluso, moviéndolas de lugar. Eso sí, esto implicará meternos en una reforma un poco más complicada y aumentar un poco el presupuesto.
De este modo, a la hora de medir las puertas tendremos que tener en cuenta el ancho del hueco que hay entre los premarcos, el alto, el ancho del tabique y el ancho y alto del paso. En cualquier caso, lo mejor es que siempre acuda el instalador a la vivienda para tomar las medidas correctas. Y si podemos reutilizar los marcos, ¡mucho mejor!
3 Material. Lo más común es elegir entre puertas sintética y de madera natural o sintética. En cualquier caso, las de madera siguen siendo las más empleadas, dentro de las cuales podemos escoger entre diferentes opciones:
- Por su composición: Puertas de interior macizas (son más pesadas y caras, pero también ofrecen un gran aislamiento, por lo que son ideales para la entrada) o puertas de interior huecas (son más ligeras y económicas, aunque su función es principalmente estética).
- Por el tipo de madera. Las maderas naturales necesitarán un mayor mantenimiento y coste. Sin embargo, tenemos otras opciones como en enchapado con DM o el aglomerado, que no son tan caras pero tienen una estética similar.
- Si la queremos lacada o no. En este sentido, debemos tener en cuenta que la calidad de las puertas lacadas se mide en función del número de capas, siendo lo normal 2-3 capas, en el gramaje y en la cantidad de laca (medida en gr/m2).
4 El grosor. Esto dependerá principalmente del aislamiento de nuestra vivienda y la cantidad de ruido con el que tenemos que convivir, o la temperatura de la zona donde habitamos.
5 El diseño. Hoy en día tenemos miles de posibilidades, con modelos lisos, con molduras, con vidrieras... Por ejemplo, las puertas blancas con vidrieras son perfectas para casas pequeñas, ya que permiten crear una mayor sensación de amplitud y dejan pasar la luz natural. Además, también podemos encontrar otras opciones más llamativas, que integran pizarras, láminas 3D...
En cuanto al mantenimiento, una puerta con un acabado en barniz será mucho más resistente y fácil de limpiar.