El encanto de esta casa proviene tanto de la fachada en madera, a la que se le ha hecho un tratamiento para que no necesite mantenimiento y que se vuelve más llamativa y espectacular con el paso del tiempo, así como de los grandes ventanales que actuan como improvisados lienzos invitando al interior de la casa, a una naturaleza en constante movimiento.
Decorada en tonos blancos para compensar la acusada falta de luz durante los meses de invierno, en estos 139 m2 destaca el gran espacio abierto donde se ubican cocina, comedor, salón y hall de entrada y que actua como columna vertebral de la casa distribuyendo el resto de espacios.
Y por supuesto, como buena casa escandinava, no podía faltar una sauna en el baño con la que disfrutar ¡Os dejamos con la visita!
Via Vastanhem
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