Por todo ello y porque es una de las mayores inversiones que realizarás en tu casa, su elección se convierte en una decisión clave para la que conviene estar muy bien informado. Desde CasasQInspiran te contamos todo lo que necesitas saber para que la compra de tu sofá sea todo un acierto.
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1. Ten claro el espacio disponible para el sofá
Antes de acudir a cualquier tienda, saca la cinta de medir y asegúrate que tienes clara la longitud, altura y profundidad máxima de sofá que te puede permitir el espacio sin que éste se vea como un pegote. Si no lo tienes muy claro, puedes probar a dibujar el perfil del sofá en el suelo con cinta de carrocero o simular su volumen con unas cuantas cajas vacías para ver cuál es la sensación que te da.
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Otro punto importante es que compruebes todas las zonas de paso que tendrá que transitar el sofá hasta su destino final: puertas, escaleras, esquinas, etc. Si el acceso es limitado es probable que tengas que buscar modelos de sofá con respaldo más bajo, patas desmontables o diseños modulares que permitan hacer la entregar por partes.
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Una vez hecho todo esto ya dispondrás de información suficiente para empezar a mirar modelos sin riesgo a equivocarte con el tamaño ya que es muy habitual que en tienda los sofás te parezcan más pequeños de lo que en realidad son.
2. Que el sofá se adapte siempre a tu estilo de vida
Cada familia es un mundo, con sus particularidades, rutinas y costumbres propias y el sofá debe adecuarse a ellas sin ningún problema. Por ello factores como el número de miembros de la unidad familiar, si invitas a amigos a casa a menudo o no, organizas sesiones de cine, etc. cuentan.
Por ejemplo, si contemplas la posibilidad de pasar mucho tiempo en el sofá e incluso dormir la siesta en él, es importante comprobar que tienes espacio suficiente entre los brazos del sofá para poder estirarte de manera desahogada. Nunca te fíes de la longitud total del sofá pues el espacio disponible dependerá también de la anchura de los brazos.
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Igualmente es importante tener claro el número de personas que habitualmente se sentarán en el sofá y elegir en consecuencia. Si escoges un sofá de 2 cojines, lo más probable es que la mayoría de las veces sólo se sienten dos personas pues a nadie le gusta sentarse en la abertura del sofá. Si quieres acomodar a más gente, escoge un sofá con más cojines o con un cojín largo corrido que te resultará más versátil.
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Como conclusión, nunca está de más hacer un listado de las necesidades básicas familiares entorno al sofá pues te proporcionará información vital para que esta pieza de mobiliario sea lo más práctica y funcional posible y no te arrepientas de tu elección en el futuro.
3. Un sofá de calidad es garantía de durabilidad
Para ello los sofás de estructura de madera maciza son la mejor opción. Fabricados normalmente en pino, haya o abeto, otras opciones menos robustas se elaboran con metales como hierro, acero o aluminio, o bien contrachapado de madera e incluso aglomerado que encontramos en las versiones más económicas.
Puedes comprobar su robustez dejándote caer sobre él y cambiándote de un lado a otro del sofá sin miedo. Si además notas que levantándolo de una esquina y zarandeándolo un poco es demasiado ligero y endeble, el sofá no tiene garantías de ser demasiado duradero.
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El sofá además debe contar con una buena base para que el asiento aguante bien los cojines y evitar que éste se deforme. Esto se consigue a base de un sistema de cinchas o muelles de acero en zigzag encajados en la estructura que en los sofás de calidad viene pegado y atornillado al armazón y no simplemente grapado.
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Por último, las patas. Si un sofá es bueno, las patas suelen formar parte de la propia estructura y no están meramente pegadas o atornilladas a ésta. Aunque las patas desmontables te facilitarán el paso del sofá por las puertas hasta su destino final.
4. Ten en cuenta el relleno y la distribución de los cojines.
Lo que hay dentro del sofá es tan importante como lo de fuera y nunca debes tomar a la ligera la decisión de cómo estarán rellenos tus cojines, tanto el del asiento como el del respaldo, pues de ello dependerán no solo tu comodidad sino la mayor o menor durabilidad del sofá.
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La espuma es el relleno más habitual pero tiende a aplastarse y deformarse con el paso del tiempo si no se elige una espuma con suficiente densidad. El relleno de plumas es ideal para tumbarse proporcionando un respaldo firme, suave y muy confortable aunque necesitan ahuecarse prácticamente cada vez que se usa ya que pierde la forma y se apelmaza con facilidad.
Lo más recomendable es elegir una combinación de plumas y espuma en el que las plumas aporten el acolchado y confort necesario en el respaldo mientras que la espuma contribuya a dar el soporte imprescindible en el asiento.
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Por último y una vez elegido el tipo de relleno para tus cojines, solo te queda decidir cómo quieres el respaldo: con cojines de quita y pon, cojines fijados a la trasera o un respaldo fijo corrido hecho a la medida del sofá.
En el caso de los cojines, son más confortables y de aspecto más agradable aunque hay que estar pendiente de ahuecarlos para que el sofá luzca perfecto. El uso de un único cojín corrido te dará un aspecto más limpio y diáfano aunque menos confortable y acogedor.
5. Elige un sofá cuyo estilo funcione estéticamente en tu espacio.
Para ello tienes que tener claro cuál es el estilo decorativo de la estancia donde ubicarás el sofá para poder elegir en consecuencia. Por ejemplo, si tu interior es de estilo clásico, lo ideal es un sofá de brazos altos y redondeados o con volutas, patas o zócalo tallado en madera, respaldo curvilíneo o incuso cojines mullidos en capitoné, con ribete, etc.
Si eres de gustos más modernos, las opciones pasan por sofás de líneas más rectas, con respaldos igualmente rectos, pocos adornos, tapicería discreta y que de poco protagonismo a los brazos que serán normalmente bajos y cuadrados.
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Recuerda que un sofá ha de durarte muchos años por lo que es importante no sólo que sea práctico y cómodo sino que se adapte también a tu gusto y estilo.
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6. Los sofás en tonos neutros son los más versátiles
Dado que un sofá es una gran inversión, es importante escoger uno en un color que aguante bien el paso del tiempo adaptándose al paso de las modas sin necesidad de tener que cambiarlo. Para ello no hay nada mejor que una tapicería en tonos neutros a los que podrás añadir personalidad y color posteriormente a través de distintos accesorios como cojines, mantas, etc.
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En la elección del color tampoco hay que olvidar nuestro estilo de vida, ya que un sofá en tonos claros es toda una osadía cuando se tienen niños pequeños mientras que un sofá oscuro es el que peor luce cuando se adhieren los pelos y pelusas de animales domésticos.
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7. La elección del tejido no es una decisión trivial.
Independientemente de la decisión que tomes para el color de tu sofá, tu elección de tejido para el tapizado tendrá una gran impacto en el resultado final de la habitación por lo que es importante elegir con cuidado para que cumpla todas tus expectativas no sólo en cuanto a aspecto, sino también en cuanto a funcionalidad, resistencia, facilidad de limpieza, etc.
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Por regla general, los tejidos sintéticos son más duraderos, fáciles de limpiar y no destiñen. Los tejidos naturales se decoloran con mucha facilidad ante la incidencia directa de los rayos del sol y no son apropiados para zonas cercanas a la ventana, y los tejidos tupidos y gruesos soportan mejor el paso del tiempo, al igual que la piel que incluso desgastada no deja de tener un gran atractivo.
Sea cual sea tu decisión final, te recomendamos que compruebes previamente como queda el tejido bajo la luz concreta de la habitación y junto con el resto de muebles y objetos decorativos. Para ello puedes solicitar una muestra o cojín del tejido en tienda para llevarte a casa y así evitar sorpresas desagradables.
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Por último, no descartes el uso de fundas protectoras, te permitirán cuidar la tapicería y podrás retirarlas para su limpieza más a menudo. Es una decisión que merece considerarse especialmente en casas donde se convive con niños y/o animales domésticos.
8. Prueba siempre el sofá antes de comprarlo.
La mejor manera de saber si un sofá es cómodo o no es probándolo, siéntate y comprueba la firmeza de respaldo y asiento, no debe resultarte ni blando ni duro. Si necesitas tumbarte para probarlo no tengas reparos en hacerlo.
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Como regla general e independientemente de la altura de las personas que se sentarán en él, las caderas no deben quedar más abajo de las rodillas para que no cueste incorporarse, al apoyar la espalda en el respaldo las piernas deben descansar flexionadas 90º con los pies apoyados en el suelo y el reposabrazos debe estar a la altura del codo para que pueda apoyarse sobre él.
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No existe unas medidas estándar sobre cómo debe ser la profundidad y altura del asiento o el ángulo del respaldo, las medidas varían de unos modelos a otros de sofá y por eso debes asegurarte de que el modelo que elijas se adapte y resulte cómodo para todos los miembros de la familia. Si el sofá no es cómodo, apaga y vámonos.