Las temperaturas cada vez son más calidas y el sol ya empieza a mostrarse más alto. El frío nos obligó hace unos meses a sacar alfombras, mantas, jerséis y demás ropa de invierno; ahora es el momento de guardar y ordenar de forma correcta todos estos elementos, porque estamos muy cerca de disfrutar del verano. La tarea de guardar las prendas de abrigo debe hacerse con cuidado para que el invierno siguiente todo esté en perfectas condiciones.
La gruesa ropa de cama dará paso a unas sábanas más frescas y las prendas ligeras comienzan a imponerse a la hora de salir a la calle. Todo indica que tienes que empezar a cambiar la distribución de tus armarios colocando a mano las camisetas de manga corta, dejando bien guardados aquellos enseres que hayas estado vistiendo hasta ahora.
Es un hecho que la ropa de invierno, tanto la que utilizas para vestirte como la que empleas para la cama, ocupa mucho más espacio que la de verano. La máxima que tienes que tener en mente cuando tengas que enfrentarte a la labor de cambiar la una por la otra es el aprovechamiento del espacio y, para eso, debes contar con un armario que esté bien distribuido por partes.
Conservar bien las prendas
Resulta esencial que el perchero tenga altura suficiente como para colgar vestidos y abrigos largos y que el fondo del mismo sea de un ancho no inferior a 70 cm. Sería perfecto que el armario contara con cajones y una parte alta. Existen algunos que disponen de zapatero, algo muy útil para tener a mano el calzado.
Todas las prendas que ya no vayas a necesitar deben lavarse antes de almacenarlas hasta la próxima temporada, pero los expertos recomiendan el empleo de poco detergente y la ausencia de suavizantes o lejías. El motivo de esto radica en que, cuando vayamos a recoger esta ropa de nuevo de su exilio, podremos llevarnos la desagradable sorpresa de que tenga manchas y desprenda malos olores, puesto que no podemos controlar el grado de humedad ni la temperatura.
La parte del perchero debe utilizarse para prendas largas, que colgaremos en perchas de madera con buenos soportes y abotonaremos antes de cubrirlas con fundas de plástico para que no acumulen suciedad y transpiren. Si tenemos espacio, colgaremos también los pantalones y las faldas. Los abrigos de cuero y piel debemos llevarlos a la tintorería y colgarlos correctamente.
Organízate con cajas grandes
Procederemos a doblar bien las camisas, las camisetas de manga larga, camisetas interiores, sudaderas y jerséis cerrando los botones y las cremalleras para que no se deformen y los meteremos en los cajones. El calzado debe almacenarse, a ser posible, en sus cajas originales, pero también podemos organizarlo en una caja amplia donde guardaremos todos nuestros pares. Las botas hay que rellenarlas con papel de periódico y podemos adquirir hormas para los zapatos.
La parte superior del armario puede servir para albergar en cajas, la ropa de cama de invierno y todas aquellas prendas que no nos hayan cabido dentro del armario. También podemos guardar aquí accesorios como mochilas, bolsos, bufandas, guantes o gorros que no vayamos a usar en la temporada estival. Resulta fundamental que los edredones se doblen ocupando el mínimo espacio posible, se metan dentro de bolsas de plástico extrayendo todo el aire y no se ponga nada encima de ellos para que no se aplasten. Si disponemos de cajones debajo de la cama, éstos son ideales para este tipo de enseres de cama.
La ropa debe estar muy bien doblada para que quepa más, pero cuidado con saturar los cajones del armario o las cajas, puesto que existen fibras que pueden hacer arrugas y luego será muy difícil corregirlas. Así pues, no saturaremos los espacios, dejando a la ropa respirar. Tanto dentro como en las cajas que hemos destinado a la parte superior del armario, debemos meter antipolillas. Siguiendo estos consejos básicos, estarás preparado para disfrutar del verano.