¿Cuando estáis trabajando en el despacho notáis que los ojos se irritan? ¿A vuestros peques les cuesta mantenerse concentrados frente a los deberes? ¿No conseguís relajaros cuando estáis leyendo en la cama? Puede que todos estos problemas se deban, en realidad, a un problema con la iluminación, y por eso hoy queremos daros las claves para cada una de las estancias de la casa.
Iluminación de los dormitorios
Los dormitorios son zonas dedicadas al descanso y, por ello, es importante que el tipo de iluminación sea cálida. Por su parte, contaremos con diferentes puntos de luz, con bombillas de unos 20 w, de forma que la luz total no supere los 200-250 lúmenes por metro cuadrado.
De esta forma, la luz principal vendrá dada por las lámparas de techo, que deben ofrecer un resultado uniforme, con la menor cantidad de sombras posibles. Por su parte, para los momentos de lectura, es recomendable contar con lámparas de mesa en las mesillas (ahora también son máxima tendencia las lámparas en forma de bombilla y cables a la vista que cuelgan del techo o de escuadras instaladas en la pared).
En el caso de dormitorios infantiles y juveniles con zonas de estudio, deberemos añadir un nuevo punto de luz a través de una lámpara de mesa que ofrezca una luz directa. Así, en este caso podemos optar por bombillas de más potencia (unos 100w), para aumentar la intensidad. En cualquier caso, lo mejor es colocar la mesa de trabajo lo más cerca de la ventana, para intentar aprovechar la luz natural al máximo. Además, como truco a tener en cuenta, pondremos la lámpara o flexo en el lado contrario al que escribimos (izquierdo si somos diestros y derecho si somos zurdos) para evitar las sombras.
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Iluminación zona de estudio o despacho
Para despachos y habitaciones dedicadas exclusivamente al trabajo o al estudio, tendremos que ampliar la capacidad lumínica a unos 500-700 lúmenes por metro cuadrado.
Al igual que en el caso de los dormitorios, intentaremos que la mesa se encuentre cerca de la ventana, y colocaremos una lámpara de mesa o flexo sobre la misma evitando las sombras.
En cuanto a la iluminación general, utilizaremos lámparas de techo que emitan luz blanca e intensa, de manera que intente ‘imitar’ a la luz natural y favorezca la concentración. Además, también podemos poner luces individuales y decorativas para iluminar las estanterías.
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Iluminación para el salón
En el caso del salón, la iluminación dependerá muchísimo del tipo de uso que le demos de forma habitual, así como en ocasiones más concretas. En el caso de la intensidad, la cantidad de lúmenes por metro cuadrado mínimos debería estar en los 300 lx, y bajar a los 50 lx cuando estemos viendo la televisión o haciendo alguna actividad más relajada, para lo que podemos ayudarnos de una lámpara de pie o un punto de luz sobre una mesa auxiliar al lado del sofá (y siempre que sea indirecta).
Al tratarse de la zona más amplia de la casa, haremos un uso mayor de los puntos de luz. Por ejemplo, si somos ávidos amantes de la lectura, podemos colocar junto a la ventana una pequeña butaca acompañada de una lámpara de pie con focos de unos 40w-50 w de intensidad.
También es importante prestar atención a la iluminación de la zona de comedor. En este caso nos decantaremos por una iluminación directa, procedente de una lámpara de techo que ilumine toda la mesa. Y, en el caso de que queramos preparar una cena romántica, mejor dejémonos de luces y vamos a recurrir a la capacidad de las velas para crear un ambiente romántico y muy especial, ¿no creéis?
En el salón también podemos hacer uso de la iluminación decorativa, con el objetivo de destacar un cuadro, una librería… (en este caso, usaremos bombillas de baja intensidad, de unos 20 w). Además, atendiendo a las tendencias encontramos la ferviente moda de emplear guirnaldas y tiras de luces LED para crear ambiente (algo que también se extiende a los dormitorios).
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Iluminación para la cocina
¿Qué uso le damos normalmente a la cocina? Así es, uno meramente práctico. Buscamos un lugar funcional, cómodo… Y para todo ello recurriremos a la ayuda de una luz uniforme y homogénea, con una intensidad de unos 200 lx, y que puede proceder de diferentes puntos de luz distribuidos a lo largo del techo de la cocina (por ejemplo, puede ser muy buena opción los focos empotrados).
También debemos garantizar que a las zonas concretas de trabajo, donde se vaya a manipular alimentos, llega la suficiente cantidad de luz, y, además, que esta es blanca y directa. Para ello podemos emplear puntos de luz colocados bajo los muebles superiores.
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Iluminación para el baño
Los baños son, por lo general, espacios con un tamaño reducido, por lo que en la medida de lo posible instalaremos focos empotrados o focos halógenos en el techo. Al igual que en la cocina, la intensidad recomendada es de unos 200 lx, y se aconseja disponer de una luz blanca y homogénea. Además, lo mejor es contar con un punto de luz extra sobre el espejo, para conseguir una mejor iluminación al retocarnos.
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