Pasadas las 9 semanas para tener tu casa organizada hay ciertos temas y algunos conceptos que me parece necesario comentar con vosotras/os. Para que este reto sea útil,pero sobre todo, definitivo.
Cuando me metí en este mundo de la organización descubrí la necesidad que tenía de simplificarme la vida. Esto del orden no es solo organizar un armario lo mejor posible, ni tener la encimera de la cocina en estado de revista. Es hacer de tu día a día algo más sencillo, pero como todo lo que es sencillo o simple es complejo de conseguir y no se logra ni en un día ni en dos.
Son muchos los ingredientes con los que cocinar la receta y algunos los hábitos que hay que cambiar. No hace tanto que empecé a ser consciente de cuántas cosas hacemos sin pensar, en las que nos dejamos llevar porque es lo habitual sin valorar lo que nos aporta a nosotros o a los demás. Sin pararnos a cuestionar si nos satisface o no.
Cuando te pones a organizar tu hogar de forma plena te das cuenta de la cantidad de cosas que guardamos, de la cantidad de cosas que compramos, del número tan grande de cosas que creemos necesitar. De cómo te aferras a lo material y lo difícil que resulta deshacer esos lazos que nos atan a ellas.
En cada publicación del Reto te he hablado de eliminación. De que no puede haber una reorganización de nuestro hogar sin desembarazarnos de todo eso que acumulamos sin plantearnos para qué y por qué lo hacemos.
El comienzo
Cuando empiezas a reorganizar tu hogar debes poner el foco en algo concreto y buscar un objetivo claro. Hacerlo por nuestro armario nos puede entrenar y dar las pautas para seguir en otras zonas. Son nuestras pertenencias más personales por lo tanto no tendremos que preguntar a nadie si les parece bien o no que nos deshagamos de esa blusa. Si les parece bien o no la manera de organizar nuestros cajones de camisetas o de la ropa interior.
Una vez que has superado la organización de tu armario puedes seguir con otra zona importante como puede ser la cocina. El puente de operaciones de nuestro hogar, donde se cocinan esas comidas que nos dan la energía suficiente para afrontar nuestras rutinas diarias.
Habitación por habitación
Con este reto he pretendido que te enfrentes a lo que guardas, que cuestiones si te merece la pena seguir haciéndolo. Todos somos acumuladores en mayor o menor medida y pocas veces somos conscientes de que lo somos. En esta sociedad en la que vivimos tenemos muy asumido consumir cosas, cosas que vamos acumulando en nuestra casa y que cada vez nos resulta más difícil de mantener organizadas.
Eliminar no puede resultar dramático
Es verdad que nadie nos enseña a desprendernos de esas cosas y que mantenemos una relación con ellas tal, que dejarlas ir nos puede suponer un drama. No nos damos cuenta de que las cosas cumplen una función y que cuando dejan de cumplirla hay que deshacerse de ellas.
Pero, en lugar de eso las arrinconamos en lugares como altillos, canapés, trasteros o, nos lo ponemos difícil al colocarlas apretadamente junto a lo que se usa, habitualmente.
Porque no nos sentimos capaces de tomar una decisión sobre ellas y postergamos lo que hacer con ellas para mejor ocasión.
Acumular no ayuda nada
Pretender tener organizado lo que hemos ido acumulando durante años es un error. Reorganizar significa eliminar lo que no se usa y decidir la mejor manera de tener en orden lo que si.
No podemos engañarnos comprando cajas para meter cosas en ellas y creer que así lo tenemos organizado. ¡Eso no es organizar!.
Organizar es tener a mano lo que se busca, es que sea fácil de colgar la blusa que acabamos de planchar o no tener que apartar mil cosas para coger una.
Sin sitio para todo
Ni teniendo una casa grande sería la solución a nuestros problemas de acumulación. A más sitio para guardar más cosas guardamos. Esta ecuación no falla nunca.
Comprendo que las casas con pocos metros suponen un esfuerzo extra el poder sacar espacio para todo . Pero, en las viviendas con muchos metros también se corre el riesgo de que se conviertan en grandes contenedores de cosas.
El mobiliario influye mucho
Cuando voy a casas de clientes me doy cuenta de que hay parámetros que se repiten en todas y que influye mucho a la hora de organizar sus pertenencias. Algo que me parece fundamental y a lo que no le damos la suficiente importancia: La elección del mobiliario. No me refiero ni al estilo ni a los colores de los muebles sino a la capacidad de almacenaje de los mismos.
En muchas publicaciones os he comentado que para mí el mueble perfecto es el que es tan bonito como funcional. Ese que cumplirá su función de almacenaje a medio plazo como mínimo, sin que dentro de un año tengamos que desecharlo porque ya no nos vale.
En mi filosofía como organizadora está ahorrar espacio, esfuerzo y dinero a mis clientes. Por lo que en cualquier intervención que hago tengo en cuenta todas estas premisas a la hora de reorganizar un espacio. Estudio bien el espacio para que ese esfuerzo que se realiza en términos de tiempo y, a veces, económico cuando hay que cambiar algo de mobiliario. Al cliente le compense a largo plazo.
Sin costumbres, rutinas o hábitos no hay nada que hacer
En la publicación pasada sobre la planificación de tareas hablé un poco de rutinas (en la siguiente publicación hablaré más). Reorganizar y reordenar la casa significa un cambio que lleva su tiempo. No solo porque supone hacerlo en profundidad, sino porque debemos meditar cuál la mejor manera para que sea duradero y no tengamos que estar haciendo variaciones cada dos por tres.
Esto no significa que no haya que hacer reajustes si vemos que ciertos sistemas de organización no terminan de darnos la solución esperada.
También supone que haya que hacer ciertos cambios de rutinas, modificar algunos hábitos o adquirir ciertas costumbres para que todo se mantenga en su sitio y no tengamos que volver a empezar.
Todo lleva su tiempo, por eso tómalo con calma y medita cada pequeño paso que des. No quieras hacer más de lo que puedes hacer.
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Feliz día y gracias por leerme.Cristina
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