Reconozco que no había visto este tipo de acabado en la pintura hasta que descubrí el proyecto de interiorismo que hizo en el dormitorio de su casa de Milán. Cuando vi ese efecto inacabado y desigual en la pared del cabecero de su cama, no me pudo parecer más bonito y diferente. Además, el color rosa empolvado es uno de mis favoritos, por lo que empecé a investigar un poco más sobre este tipo de resultado en la pintura.
Existen varias técnicas para pintar paredes en degradado, tanto si lo haces con colores diferentes como si utilizas la misma gama de color. Lo primero que debes saber es que puedes comprar los colores ya preparados en tonos de la misma gama o hacerlos tú mismo aplicándole al tono de la base color blanco para ir creando tonos más claros.
Como veis, lo ideal es comenzar con el color más oscuro en la parte más inferior de la pared que hayamos escogido para evitar restar la luminosidad que aporta el blanco o crema de la parte superior. Además, nuestra recomendación es que reservéis este tipo de efectos para una sola pared de la vivienda a la que queráis dotar de un papel más protagonista.
Los trucos que nos ofrece Leroy Merlin para este tipo de pintura son los siguientes:
Pinta con el tono más claro que hayas elegido para tu degradado toda la pared con un rodillo. Deja que se seque completamente esta capa.
Pinta una franja horizontal del tono más oscuro, comenzando en la parte de abajo de la pared. Esta franja puede ser totalmente recta o irregular, dependiendo del efecto que se quiera lograr. Personalmente, me gusta más el acabado irregular.
Pinta una nueva franja de un tono medio, un poco más claro que anterior, dejando un pequeño espacio sin pintar entre ambas franjas.
Haz una mezcla de ambos colores, llamado tono mezcla, y con una brocha pinta el espacio que dejaste entre las franjas. Da brochazos irregulares hacia la parte más oscura y con una esponja difumina los brochazos si no quieres que queden muy marcados. Cubre bien toda la zona para que no se vea el color de fondo.
Entre el tono mezcla y el tono medio, da brochazos irregulares con el tono medio hacia la parte del tono mezcla, difumina de nuevo los brochazos con una esponja.
Repite los pasos 2 a 5 con todos los tonos como quieras para darle a la pared. Ten en cuenta que cada tono mezcla es también un tono más que verás en la pared.
Como veis, el resultado es espectacular y no tenemos que ser expertos para conseguirlo. Además, la selección de tu color protagonista es todo lo amplia que quieras: verdes, azules, amarillos…A mí los colores que más me han gustado son los rosas pero es cierto que en verde o amarillo queda súper bonito también.
En realidad se trataría de buscar un equilibrio entre nuestros colores elegidos para la pared y el resto de la estancia.
En esta otra opción vemos una escala de colores pastel muy equilibrada que también me ha parecido preciosa aunque tengo mis dudas de si habrán empleado papel pintado.
Y ya si nos ponemos en plan arriesgado, ¿qué os parece esta pared verde? Como veis, no necesitamos cabecero para la cama teniendo una pared de estas características.
Por último, para los que no os atrevéis con este cambio o no podéis hacerlo por el motivo que sea, hemos encontrado algunas opciones para personalizar una pared y darle ese toque único que buscamos:
La primera: pegando cruces de washi tape o adhesivos vinílicos. La ventaja es que funcionan incluso con gotelé (pincha en la foto y accede al paso a paso del primer DIY y verás que la pared es de gotelé); es baratísimo y fácilmente renovable.
La segunda: manteniendo el color blanco de base y apostando por una pared monocolor pero en un color empolvado y precioso como este mint.
La tercera: utilizando un precioso y enorme lienzo en lugar de pintar directamente la pared. Eso sí, haz tus cálculos porque el presupuesto probablemente se dispare.
¿Y tú? ¿Te animas con esta tendencia o eres más de paredes lisas? ¡Cuéntanoslo en comentarios!
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